CAPITULO III "Fuego"

32 3 5
                                    


—Capitana—grite.

No podía quedarme con los brazos cruzados, la batalla no había terminado, mi ideal seguía presente, así que decidí tomar un Yari que se encontraba detrás del hombre de blanco.

Observe a Takeshi.

—Lo siento, Takeshi pero debo ir—agregue.

Salí a correr.

El hombre de blanco intento detenerme, gritando y sosteniéndome el Yari. Takeshi vio por la ventana y una columna de humo cubría una parte de la capital, al ver esto no dudo en empujar a hombre de blanco para crear una salida perfecta para seguir a la capitana.

El hombre cayó.

Salimos a correr. Takeshi me seguía.

— No es esto algo ilegal, Takeshi, golpeaste a uno de tus futuros superiores—dije.

— No se dice ilegal, Kazuya, además la columna de humo que viene de ese lugar es muy alta, el fuego está concentrado, por lo tanto puede ser peligroso.

— La verdad pensé que me estabas ayudando a vengarme de la capitana.

— Es obvio que no vamos a ingresar al Kokushi, quiero tener una historia en la que pueda decir que estuve luchando con un Capitan.

Takeshi, estaba seguro que no entraríamos al Kokushi, pero al escuchar la idea que el planteaba, podría ser que nuestro viaje no fue en vano.

Observe una coleta a lo lejos.

La capitana observaba como un pequeño puesto de un Agatanushi, estaba envuelto en el fuego convirtiéndose totalmente en cenizas. Un grupo de hombres se reían, mientras intimidaban a una mujer y a su hijo.

— Por fin aparece, Capitana del Kokushi—dijo un hombre.

— Nunca conocí a un hombre, que deseara tanto verme—contesto la capitana.

— Esta ha sido la mejor forma de traerla aquí—agregó

— Agrediendo a las demás personas, causando terror en la población, incendiando un pequeño puesto, no cree que es suficiente para tenerme acá—dijo seriamente la joven del hakama azul.

— Así no se puede empezar una fiesta con un solo hombre, mujer.

Al llegar, unos hombres se acercaron al lugar, otros salieron de otros puestos de comercio. Cada uno con armas y miradas llenas de sangre.

— Así que esta es la mujer que estábamos buscando. —dijo un hombre.

— Y ustedes Murajis que interrumpen la tranquilidad de la capital— respondió la capitana.

— Aquí nunca ha habido tranquilidad, además —dijo tajante—porque convertir a una mujer en samurái — respondió el hombre.

— Sí, yo también lo creo.

Termine completando el dialogo, rechazando el hecho de que Yukimura Natsume fuera una capitana. Pero de todas formas ella tenía otra visión cuando un problema ocurría, su mirada era más seria, y los ojos índigo se veían un poco más oscuros.

Tenía mi misma mirada.

— Cállate, Kimura— grito la Capitana.

Me acerque a la capitana.

Espalda con espalda.

— No te pongas así, Natsume— respondí con una sonrisa.

— No digas mi nombre.

Kuni no Miyatsuko (Spring)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora