Dudas 2

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Pasaron algunos días antes de que ella volviera a la tienda. Después de la conversación que tuvimos realmente creí que no regresaría, pensé que lo dicho ese día la podía haber hecho cambiar de pensar y sentir, que no tenía nada que hacer allí, así que no pude esconder mi sorpresa al verla de nuevo.

-Hola _ Me saludó al acercarse a la barra. Su misma mirada tímida y su voz suave.
-Hola _ Le sonreí tratando de esconder que por alguna extraña razón, mi corazón se había acelerado con su presencia.
-¿Hay bastante gente hoy no? _ Comentó al hacer un paneo con su mirada por la tienda.
-Hace rato terminó una discusión de un libro y muchas de ellas suelen quedarse un rato luego de _ Le expliqué - Si no te importa esperar, tu mesa se debe desocupar en poco tiempo.
-Está bien _ Asintió.
-¿Quieres algo mientras esperas?
-Un té _ Respondió luego de pensarlo un momento - El mismo que me serviste la otra vez _ Sonreí con su respuesta - Me gustó _ Dijo sonriendo también
-Qué bueno. Enseguida te lo preparo _ De inmediato me dispuse a prepararle el té de frutas tropicales que le había dado en su visita anterior.
-Aquí tienes _ Coloqué la taza con el té humeante sobre el mostrador frente a ella.
-Gracias _ Tomó un par de bolsas de azúcar y se las echó al té.

Con la mirada busqué a ver si había alguna silla disponible, pero estaban todas ocupadas, así que decidí cederle la mía. Llevé la silla hasta el frente de la barra y se la ofrecí.

-Siéntate _ La invité. Ella asintió y se sentó.

Mientras yo despachaba a un par de chicas, ella miró con timidez a todas las que quedaban dentro de la tienda. Sin mirar a nadie en particular, sólo ... miraba.

-No pensé que regresarías _ Le dije al acercarme a ella otra vez.
-¿Por qué? _ Frunció un poco el ceño.
-Creí que habías aclarado tus dudas ... al menos las que te podían hacerte volver _ Me aventuré a decir.
-Algunas _ Respondió luego de tomar un sorbo de su té - Pero me surgieron otras _ A penas me miró. Trató de evadir mi mirada mientras se le bajaba el color de su rostro.

Se veía un tanto incómoda, así que cambié de tema por algo que pensé, ya era momento de tocar.

-Melissa _ Le extendí la mano - Creo que es momento de presentarnos _ Le expliqué.
-Diana _ Dijo al estrechar mi mano.

Debo decir que ese pequeño instante me hizo sentir la suavidad de su mano y quise retenerla un poco más, pero no lo hice. No entendía que me pasaba con esa niña, sólo sabía que no era normal o usual que alguien me cautivara de esa manera.

La miré fijamente esperando a ver si decidía contarme sus nuevas dudas, pero no lo hizo. En su lugar, continuó evadiéndome la mirada así que entendí no debía presionar. Después de todo, a penas nos conocíamos como para pretender que me contara mucho más de lo que ya lo había hecho. La dejé tranquila para que disfrutara de su té mientras yo daba una vuelta por el local comprobando que todas las clientes estuviesen bien.

Regresé a la barra a los pocos minutos, pero no intenté conversar, sólo me dediqué a arreglar algunas cosas del mostrador.

-Debes pensar que estoy loca _ Dijo unos minutos después.
-¿Por qué?
-Por estar aquí buscando no sé qué _ Dijo encogiéndose de hombros.
-Es una librería Diana, qué más podrías buscar más que libros _ Le respondí tratando de hacerle entender que podía estar allí sin segundas intenciones. Me miró sorprendida por mi respuesta - Puedes estar aquí sin ningún motivo en especial.
-¡Es una librería de lesbianas!
-Pero con un ambiente agradable, mesas para sentarte a disfrutar de un buen libro, comer tortas ricas y tomar té deliciosos ... no veo cual es el problema _ Me miró con cierta exasperación - Diana, entiendo lo que quieres decir, pero debes entender algo ... Aquí nadie te juzga, nadie te señala ... eso sólo lo puedes hacer tú, así que si quieres estar aquí, si necesitas estar aquí ... simplemente hazlo. No te cohíbas o te pongas una etiqueta por ello ¿sí?
-Es difícil no ponerte etiquetas cuando todo el mundo te señala _ Bajó su mirada hacia su té.
-¿A qué te refieres?
-Cuando eres el centro de las preguntas indiscretas de los demás y hay la posibilidad de que me vean en un lugar como este, no lo verán como que estoy en una librería cualquiera, me dirán lesbiana sin siquiera preguntar.
-¿Y qué te preguntan?
-Que por qué no tengo novio, que ya debería pensar en casarme, que para cuándo los hijos, ... esas cosas que a nadie le tiene por qué importar _ Dijo con hastío.
-¿Se los has dicho?
-Cuando son extraños sí, pero a mi familia ... qué les puedo decir cuando mis hermanos ya tienen su vida hecha ... no es tan sencillo.
-No lo es ... pero es tu vida y ni siquiera tu familia puede decidir en ella ... lo harán sólo si tú lo permites.
-No es que lo permita es que ... _ Intentó hablar un par de veces antes de que yo me aventurara a terminar su oración.
-No quieres defraudarlos _ Me miró y luego asintió.
-¿Eres lesbiana? _ Pregunté luego de unos segundos. Como era de esperarse abrió los ojos como plato.
-¡No! ... No sé ... Cómo voy a saberlo si ni siquiera sé si podría estar con una mujer _ Respondió con exasperación y negando con la cabeza - Sé que me ha gustado lo que siento con los chicos pero ... no sé si podría estar así con una mujer ... pero al mismo tiempo sé que si no lo pruebo, nunca lo sabré ... _ Su confusión y angustia se reflejaba claramente en su rostro.
-¿Qué es lo que más temes?
-Que me guste ... que a la final resulte ser lesbiana y después no sepa cómo afrontarlo con mi familia ... que me rechacen ... _ Pude ver como se le humedecían los ojos al pensar en esa posibilidad y eso, me partió el corazón.
-¡Hey! _ Llamé su atención presionando ligeramente su brazo - No te adelantes ... aún faltan muchas cosas antes de eso ... además estás olvidando un pequeño detalle.
-¿Cuál? _ Se veía esperanza en sus ojos.
-Podrías ser bisexual. De ser así, no tendrías que afrontar nada con tu familia y amigos. Podrías hacer tu vida normal, sólo que tal vez, de vez en cuando, podría gustarte alguna chica.
-¿Eso no sería engañar? _ Arrugó la cara en desacuerdo.
-Hay muchas maneras de verlo y ciertamente yo no soy la persona más idónea para hablarte de ello, pero puedo decirte que dependiendo de cómo lo asumas, podrías vivir esas dos facetas sin mayores problemas.
-No entiendo.
-Mira ... eso es un tema complicado que no vale la pena tocar ahora. Es mejor no llegar allí hasta saber si se aplica a tu situación o no. De ser así, ya buscaremos a alguien con quien puedas hablar de ello.
-¿Buscaremos? _ Preguntó levantando las cejas.
-Si me lo permites, me gustaría ayudarte _ Le respondí. No estaba segura de por qué, pero sentía la necesidad de estar allí para ella. Me miró a los ojos unos instantes y luego para mi alivio, asintió.
-¿Y qué se supone que haremos?
-No lo sé, pero por los momentos, tómate tu té que se te va a enfriar _ Le dije guiñándole un ojo, tratando de aligerar el ambiente.

Sin mirar atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora