Mi propio final fantasy 7

Capítulo 6: Mi linda Luna.

Han pasado meses desde que me convertí en soldado de primera clase y empecé a salir en secreto con Sephiroth e incluso a la semana de estar juntos cada uno nos regalamos un colgante, yo le di el Sol y él me regalo la Luna.

Hoy he regresado de una misión muy fácil así que he comprado comida para llevar y como ellos que deben están en la sala de entrenamiento descansando, voy a darles una sorpresa.

-¿Pero se puede saber que habéis hecho?

-No pasa nada solo una pequeña disputa.

-¿Génesis que te ha pasado en el hombro? ¿Te has hecho daño? Deberías ir al médico. Génesis se acerca a mí y me susurra.

-Preocúpate más bien de tu pareja.

-Génesis ya bastante te he pedido perdón, no puedo evitarlo, a ti te veo como a Rufus y a Lazard, un hermano mayor. Tras decirle esto Génesis se marcha muy enfadado.

-Génesis aunque cumpla años no madura.

-¿Angeal que quiere decir con eso?

-Desde pequeño siempre ha querido lo que Sephiroth tiene, lo conozco bien ahora se pone que quiere tenerte pero solo lo hace porque tú y Sephiroth estáis junto.

Los días pasaron y Génesis empeoro parece ser que la herida es muy grave, hemos ido a visitarle aunque él no quisiera.

-El problema es la energía Mako que se filtró a través de la herida...

-¿Puede tratarse?

-Primero Génesis necesitara una transfusión para ver si mejora. El profesor Hollander parece saber que como ayudarlo.

-Bien yo me ofrezco.

-Lo siento Sephiroth, tú no eres compatible.

-¿Y yo?

-Usted tampoco señorita, aunque su metabolismo se haya acostumbrado a este mundo aún no sabemos qué efecto tendría si pusiéramos tu sangre a otra persona.

-Iré yo.

-Sephiroth tranquilo seguro que se mejora.

-Dorothy gracias- me abraza y me besa en la cabeza -y perdóname.

-¿Qué te perdone por qué?

-Dorothy si Génesis te quiere soy capaz de decirte adiós.

-Me estas dejado.

-Dorothy has de entenderme... Le callo dándole una bofetada.

-Lo entiendo muy bien y te diré una cosa sé muy bien los sentimiento de Génesis pero aun así no te hubiera pedido lo que me has pedido. Me arranco la Luna del cuello, se la tiro, le quito de un tirón el Sol del cuello y me marcho llorando. Corro bajo la lluvia por la ciudad hasta llegar a los suburbios donde me encuentro una iglesia, entro en silencio. Me limpio los ojos, camino hasta el fondo y me arrodillo enfrente de unas flores.

-Son lindas ¿Verdad?

-¡Ah! Que susto.

-¡Oh! Perdón.

-No pasa nada, la que tendría que pedir perdón soy yo, he entrado sin permiso.

-Tranquila, esta iglesia no pertenece a nadie- me mira de arriba abajo -tus ropas están empapadas, sabes vivo aquí cerca si quieres te puedo dar ropa de cambio.

-Te agradezco tu generosidad pero no quiero importunarte, será mejor que me vaya.

-Tranquila no me molesta, venga aprovechemos que ya no llueve.