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Aquella noche podía llegar a ser la noche más fría del mes, el cielo estaba despejado y no tenía ni una sola estrella, solamente la luna colgaba en el firmamento sola. Después de unos minutos por fin mis heridas me empezaron a doler; la mano me ardía por mi cortada con el pedazo de vidrio, mi mejilla derecha por el golpe que me había dado contra la pared y mi cabeza por el puñetazo que Papá me había dado en el rostro. Un poco de sangre aún salía de mi nariz, pero el frío viento la secó después de unos segundos, al igual que la sangre de mi mano.

Giré en la calle a la derecha, hacia el parque, tal vez ahí podía quedarme un rato, antes de que la noche refrescara AUN más y después me puse el gorro de mi chamarra.

La calle estaba sola y oscura, la única fuente de luz en aquellas oscura y densa noche eran las raras piscinas amarillentas de luz que los postes de luz creaban, saqué mi celular del bolsillo de mis jeans y vi la hora:
12.37
Era media noche y yo estaba en la calle corriendo y llorando porque soy un maldito estúpido, después de que la calle terminara giré a la izquierda y corrí aún más fuerte, mis piernas empezaban a dolerme cuando...

—¡Joder! —exclamé al chocar contra algo.

No estaba viendo el camino y al parecer había chocado contra algo a gran velocidad que me hizo caer al suelo tan fuerte que el gorro de mi chamarra se había caído, dejando al descubierto mi cara.

—Mierda —oí una voz.

No me digas que...

Levanté la cabeza y si, era Kyle.

Él levantó la cabeza y rápidamente sus ojos recorrieron mi cara, no alejaba la vista de mí, así que me puse el gorro de nuevo y me levanté del suelo. Él también se levantó mientras me seguía viendo.

—Santo cielo —le oí decir en voz baja—. ¿Qué te pasó?

Sus ojos aún no dejaban de verme, lo cual me puso nervioso, se quedó atónito al ver mi cara, pero aun así había algo más en su rostro, como cuando atrapas a alguien haciendo algo que no debe.

No es tu problema.

Y sin decir nada más yo seguí caminando y lo pasé de largo.

¿Qué hacía Kyle por aquí? ¿A esta hora? ¿Realmente le importaba y por eso se había quedado de esa manera mirándome?

Aunque bueno, la casa de Leila estaba en esta calle, tal vez la había visitado para decirle que después de todo cometió un error y si iría con ella al baile.

Tal vez.

Pero no quería pensar en ello en ese momento, la verdad no quería pensar en él en ese momento, porque por alguna razón él me importaba y mucho. Me importaba por alguna razón como me viera o en donde me viera o con quién. Era raro, pero no sé porque sentía algo extraño al verlo, al ver que me ve o que le importo... Siento cosas extrañas...

No mames, despierta.

Cierto, de seguro Kyle y Leila iban a ir al baile juntos y después de todo tendrían su final feliz.

Perfecto. Pensé y rápidamente me puse a pensar en otra cosa.

Llegué al parque y me senté en una banca, la noche había refrescado aún más y las copas de los árboles bailaban de un lado a otro a causa del viento.

¿Qué hacía Kyle a esa hora por aquel lugar?

Hace mucho que no iba a su casa, pero yo muy bien recordaba donde estaba y como era, en si, si casa quedaba a tres cuadras de la de Leila.

La Noche Que Dijimos SiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora