"AVENUE MOHAMMED. 16.30"
Pidió que un automóvil del hotel la recogiese en la entrada a las 16.00, tiempo necesario para desplazarse con tranquilidad hacia el lugar convenido. Hizo su maleta, sabía que tenía que hacerlo. Media hora antes de salir, pidió que servicio a la habitación le trajera un trago y diez minutos antes de la hora señalada, retocó su maquillaje. Entonces bajó y fue conducida al lugar donde se encontraría con Holmes.
Irene llevaba un vestido verde, que llegaba a la altura de la rodilla, con un gran escote en la espalda, zapatos negros de unos 12 cm de altura, el cabello recogido y las uñas pintadas de rojo. Su bolso, un clunch negro con aplicaciones en verde que complementaban el look.
Se sentó en una de las bancas que bordean la avenida a esperar. Puntualmente a las 16.30 un automóvil de la embajada británica se detuvo frente a ella; se levantó por impulso y se acercó al vehículo, pensando que quizás Mycroft la llevaría a otro lugar, sin embargo y para su sorpresa, él se bajó e hizo un ademán para que el automóvil se retirase. Le extendió la mano, saludo que Irene devolvió con firmeza. Caminaron hacia el banco dónde ella estaba sentada.
-Pensé que iríamos a otro lugar - comentó luego de esperar en vano que él iniciase la conversación.
-No hay lugar más privado que uno público, señorita Adler - respondió sin mirarla.
-¿Y bien?
-Necesito de sus servicios, Irene. - contestó Holmes, serio, volteándose a verla por primera vez.
-Ya me lo había comentado. Pero no fue muy específico.
-¿Necesito serlo? - cuestionó Mycroft, mirándola fija y seriamente.
Irene no supo que responder. La idea de que Mycroft Holmes preguntase por sus servicios, era absurda, por decir lo menos. Sin embargo, la seriedad y el secretismo con el que estaba llevando todo el asunto le hizo pensar que la mínima posibilidad de que así fuese, era, en efecto, real.
-Insisto - sugirió, finalmente.
-Hace bien en pensar, Irene, que no la busco por la razón por la que la buscan mis colegas, o los jefes de mis colegas. Yo veo otro potencial en usted, y quiero explotarlo. Dígame, en su nueva vida como administradora de una galería de arte ¿ha aprendido algo sobre el manejo de documentos comerciales? ¿Sabe distinguir entre un manifiesto real y uno falso? ¿Podría distinguir una obra de arte real? ¿Sabe cómo obtener información confidencial y potencialmente criminal de los empleados de las aduanas?
El atraco de preguntas clarificó totalmente el panorama para ella.
-Si. Mi respuesta es sí a todo eso. Conozco cada movimiento, cada documento necesario en cada una de las operaciones que mencionó.
-Bien - contestó Mycroft, satisfecho, para luego quedarse en silencio por un par de minutos que a Irene se le hacían eternos.
-¿Cuando lo supo? - preguntó, para romper el hielo
-Perdón, ¿qué cosa? - dijo Holmes, distraído
-¿Cuando supo que estaba viva?
-Me llevó un tiempo, debo reconocer. Una tarde llevaba su expediente a casa de mi hermano. Quería demostrarle que esta vez usted si estaba muerta y que no iba a volver. Que podía dejarse de niñerías absurdas, entonces me encontré con el doctor Watson. Nos sentamos en Speedy's Coffee y le conté lo que había ocurrido. Él sugirió que podrías estar engañándonos nuevamente, pero le contesté que esta vez estaba seguro de ello; que sólo un Sherlock Holmes podría haberme engañado. Entonces lo supe - esta vez, Mycroft sencillamente no pudo ocultar su pesar.
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EN LA LINEA DE FUEGO
FanficA la voz de "corre", Irene Adler se levantó con todas sus fuerzas para salvar su vida. Sin embargo, notó que estaba sola. Ahora, con una nueva vida, las sombras del pasado vienen a forjar su destino una vez más.