CAPITULO IV: LA PRIMERA MISION

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A la mañana siguiente, tal y como Mycroft había dicho, un automóvil la llevó a una casa lujosísima, en Palmeraie. Se le hizo entrega de sus armas, que consistían en una CZ-75B, una SIG-SAUER P-226 y una Browning HP; además de un celular encriptado. Este aparato llamó de especial manera la atención de Adler, ya que siempre creyó que este tipo de teléfonos tenían un aspecto diferente, más parecidos a los primero equipos que a los actuales móviles, por lo que su aspecto, similar al de un Iphone, le pareció curioso. Lo revisó y notó que en el directorio había sólo dos números guardados y que no podía añadir más. El primero era de un aparato similar en propiedad del mayor de los Holmes, mientras que el segundo, estaba registrado sin nombre. Irene creyó saber de quién era ese número, y comprendió que quizás era una prueba, el último intento de un hermano desesperado por saber la situación del otro.

Después de su reunión con Mycroft, la mujer no volvió a mirar el sobre. Sin embargo, instalada en el que sería su nuevo hogar y aun con cerca de una hora disponible, decidió mirar su contenido. En él, cinco expedientes. Cada uno contaba con una ficha preliminar, que contenía datos básicos, y otros reportes: algunas copias de facturas, recibos de compra y venta, mails, movimientos de cuentas bancarias, y otros que vinculaban sus actividades a ilícitos. Entendió de inmediato cual sería su labor. Fue a la cocina y se sirvió un té, entonces comenzó a estudiar los antecedentes de cada uno con más calma. Conocía los nombres propios que figuraban entre las hojas; sabía lo que les gustaba, sus debilidades, sus sueños prohibidos, y lo más importante, sabía cómo eran cuando perdían el control de sí mismos, cuando se dejaban llevar por el instinto casi animal que brotaba en ellos cuando sin temor a ser juzgados, se dejaban dominar por la mujer. Abstraída en el análisis, se sobresaltó cuando el móvil entregado sonó. Lo tomó y leyó el mensaje que Mycroft le había enviado:

"ME INFORMAN QUE YA ESTA INSTALADA EN SU NUEVA CASA Y TRABAJANDO. ESTABLECEREMOS PLAZOS. ESTA SEMANA: PHILIP ROCHESTER"

Y bajo eso, un link con un código ilegible. Lo pinchó y se desplegó otra pantalla con las indicaciones, las sospechas sobre él y que era lo que buscaría.

Philip Rochester, era el primero en la carpeta. Alto, 40 años, rubio, heredero de un linaje privilegiado. Por esos días, estaba comprando un condominio para instalar un resort de lujo en Marrakech. Una vez que hubo leído todo, guardó la carpeta en una caja fuerte y pidió que el automóvil la llevase a la galería. Por el camino, ideó el plan.

-¿Conocemos a Philip Rochester? – le preguntó a su asistente, mientras colgaba su chaqueta en el armario de la galería.

-Vino hace unas semanas. Preguntó por el arriendo de algunas piezas, dará una fiesta o algo así para la inauguración de su resort. – contestó la joven

-Quiero que lo contactes.

La muchacha obedeció y comenzó a buscar entre su agenda de clientes al hombre en cuestión. Hombre que inauguraría un resort, y que en él emplearía a más de mil personas desde los más diversos y exóticos puntos del planeta; más de la mitad le habían sido, en términos prácticos, vendidos como esclavos. Obviamente esa información había sido sacada desde la base de datos que Mycroft había provisto para Irene, sin embargo, a la mujer no le sorprendió. Tiempo atrás, una vez que había estado con él en su casa, le llamó poderosamente la atención que una muchacha de unos 13 años trabajase en su casa. Era vietnamita, sumisa, tímida y parecía asustada todo el tiempo. Irene se enteró por otro de sus clientes que esa muchacha había sido secuestrada y vendida cuando tenía 11 años. Llevaba uno trabajando con Rochester, aunque nada podía comprobar en qué calidad y con qué condiciones trabajaba ahí.

Irene recordó esa historia mientras revisaba el registro de las obras que facilitaría para su primera misión. Atendió a una pareja que preguntaba por un Miró y finalmente, la muchacha le trajo la información solicitada

EN LA LINEA DE FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora