Prólogo

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Lo arruiné, pensó Louis, lo hice sufrir.

El sabia que Harry no merecía esto, que él ya no iba a soportar sufrir por su culpa. Louis no dejaba de repetirse que era un idiota. La culpa lo estaba comiendo vivo.

Harry sufrió muchos maltratos y ahora tendría que soportar esto, soportarlo a el y a sus errores. El rizado siempre fue muy fuerte, aunque no lo sepa. Nunca se dejó vencer por los problemas y a pesar de que lo estén ahogando nunca lloro, Louis sabia perfectamente que no le gustaba llorar, él creía que era inútil, que nada se podía arreglar si lo hacia. Pero ahora no podía retener completamente las lagrimas, aquellas que sus errores estaban provocando en ese momento.

El pequeño Harry de tan solo diecisiete años se estaba rompiendo por dentro, sentía la presión en su pecho y esas ganas incontrolables de tirarse al suelo para llorar hasta ahogarse con sus propias lagrimas que estaba reteniendo desde que el ojiazul dijo las primeras palabras.

La primer lagrima rodó por su mejilla a pesar de estar reteniendolas, no quería llorar y ahora que lo hizo sabia que no podía parar. El mayor quiso acercarse y consolarlo como hacia cuando estaban juntos pero no podía, sus pies no se movían y su conciencia lo estaba matando porque sabia que todo esto era culpa suya, él lo había roto.

Harry estaba dolido por dentro. Sus hermosos ojos verdes que siempre lo miraron con amor y admiración ahora eran huecos, ya no había sentimientos positivos que transmitir. Lo único que se podía sentir en el ambiente era dolor y desprecio. Louis lo comprendió, había hecho todo mal, toda acción tiene sus consecuencias y frente suyo en la penetrante mirada del joven encontró su karma, en esos preciosos ojos esmeralda que ahora estaban conteniendo lagrimas que peligraban llegar.

Louis se arrepentía tanto, no quería que Harry lo dejase, lo necesitaba. Es Hazz, aquel pequeño de ojos preciosos y expresivos, es el chico lastimado que quería curar, el mismo que decía estar roto y por el que seria capaz de romperse solo para darle los pedazos que le faltaban. ¿Qué voy a hacer sin Harry?, se preguntó. No veía nada mas allá de el rizado, éste era su presente y su futuro. Es lo primero que veía al despertarse a un lado de su cama durmiendo con una remera que antes era suya y su cabeza repleta de rizos color chocolate, su pequeño Hazz era el causante de que se le cortara la respiración cada mañana cuando abría las dos esmeraldas que decía llamar ojos. No había nada mejor y Louis lo sabia perfectamente. Aquel adolescente era quien lo conectaba a la tierra, era quien lo sostenía para no caer ante cualquier problema que se presentase. Era su Harry, el mismo Harry que lo ayudaba a ser feliz.


Ayudame a ser feliz «Larry»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora