Capitulo 03: choque de personalidad

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     Era un típico día de semana, y un hombre de cabellos azulados, piel morena y contextura tonificada, pero sin exagerar, caminaba cansado por la los desiertos pasillos de la comisaria, con un café en mano hasta su oficina. El reloj marcaba casi las 12 del mediodía, pero él deseaba que ya fueran las 15 para así poder irse a su casa, había tenido que quedarse casi un día entero allí, solo para llenar un montón de formularios y responder a un montón de llamadas de auxilio que hacían los ciudadanos.

Sus ojos azules, tan oscuros como su cabello, traían ojeras por debajo de ellos, y es que no había podido descansar decentemente en una semana entera, en su hogar apenas podía tomar un descanso, pese a que su esposo siempre se encargaba de que todo estuviera en orden para que respirara tranquilo y pudiera dormir en paz, sus hijos se encargaban de romper aquella paz.

-Aomine-san- escucho una voz a su espalda, era su compañero -Parece cansado, ¿no ha podido descansar bien?- le pregunto curioso

-Mis hijos me tienen cansado, estoy pensado regalarlos ¿quieres uno?- le pregunto sin muchas ganas, y es que estaba pensando seriamente en eso

-Jajaja Aomine-san no debería decir eso de sus hijos, son tan buenos, uno de ellos siempre se encarga de traerte el almuerzo cuando se le olvida- le recordó y el moreno simplemente suspiro

-Es para lo único que sirve- refunfuño -La verdad es que por separado no son tan molestos, pero juntos.... Son insoportables- murmuro más para sí mismo que para el otro

-¿Son el tipo de hermanos que pelea mucho?-

-Algo así...-

El hombre miro su taza de café pensando un poco en eso. Siempre que estaba en la casa los escuchaba discutir, bueno en realidad solo escuchaba a uno gritar constantemente mientras el otro lo ignoraba. Las cosas por las que peleaban siempre eran una estupidez y aunque a veces se trataban bien, su forma de ser y actuar siempre chocaba con la del otro y esto originaba una pelea. A veces él debía intervenía cuando veía que las cosas se pondrían un poco feas entre ambos y otras veces las ignoraba, pues no pasaban de insultos.

Aun así, por lo que había escuchado decir de su esposo y por lo que había visto, sus dos hijos no habían discutido últimamente, el que él mayor tuviera pareja y estuvieran en distintas secundarias ayudaba mucho a su relación, mientras menos contacto tuvieran era mejor. Pero aun así, el moreno solo pensaba que después de la calma viene la tormenta.

Para aclarar un poco mejor el panorama, el hombre de cual hablamos se llama Aomine Daiki, actualmente tiene 36 años y está casado con un doncel llamado Sakurai Ryō, y también tiene dos hijos.

Uno llamado Aomine Daisuke de 16 años, él heredo el cabello de su padre y los ojos de su madre. En cuanto a actitud, este es un joven alegre y explosivo, que suele coquetear con cualquier persona de su agrado, a veces es llamado mujeriego por su hermano o por su mismo padre, actualmente está en una relación y sus coqueteos no son tan constantes. Él tiene un gran interés por el baloncesto, pero carece de un talento nato, por eso muchas veces termino frustrándose al no poder jugar a la altura de los demás, y al final termino por practicar otro deporte, o eso es lo que él suele decir, pero en realidad, sus padres saben que el verdadero motivo por el cual dejo el baloncesto fue por verse opacado por su hermano menor, el cual si posee un talento natural para el deporte. Actualmente asiste a la secundaria Too.

Su otro hijo se llama Aomine Ryonosuke, este es un año menor que Daisuke, su cabello es parecido al de su madre y sus ojos son exactamente igual a su padre. Cuando era pequeño solía decirles a las personas que su hermano y él eran mellizos, pese a que tenían distinta edad. En cuanto actitud es difícil de describir, pues de niño siempre solía sonreír y reír a todo pulmón mientras jugaba con otros niños, pero a medida que fue creciendo esa sonrisa se fue perdiendo y ahora, rara vez se lo ve hablando con alguien, siempre está solo y suele encerrarse en su cuarto. Es constantemente criticado por su hermano mayor, pero él nunca lo escucha, en realidad no escucha a nadie porque siempre lleva audífonos puestos alegando que detesta escuchar a las personas hablar, aun así aprendió a leer los labios y así facilitar el tener que contestarles a las personas cuando estas le hablan sin tener que parar la música o quitarse los audífonos. Su amor por el baloncesto comenzó en cuanto vio a su hermano jugar por primera vez, y aunque, al principio siempre perdía ante este, a medida que fue creciendo fue adaptándose al juego y nunca volvió a perder un partido, incluso logro vencer a su padre. Actualmente está cursando en su último año en Teiko.

Los herederos milagrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora