Capítulo 02: No se si seré perfecto, pero si seré fuerte

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(Caso tres: Furihata Kouki)

"-¿Estás seguro que podemos estar aquí?- pregunto un castaño con un pequeño sonrojo en el rostro, su acompañante le sonrió transmitiéndole seguridad para luego acariciarle la cara

-Es el patio de mi casa, es obvio que podemos estar aquí- le aseguro antes de besarle

Las nubes no se encontraban presentes en el cielo, por ello la luna se daba el gusto de iluminar con su tenue luz y las estrellas le hacían compañía en el cielo. El castaño y su acompañante se encontraban en el patio de una casa lujosa, estaban debajo de un árbol, acostados en el suelo mirándose el uno al otro y una que otra vez sonriendo como un par de tontos enamorados, en su gran mayoría de están de parte del castaño.

-Te amo Kouki- le dijo el otro joven antes de besarle una y otra vez

-Yo... Yo... yo también Sei- contesto con un poco de vergüenza"

El reloj marcaba las 6:40 am, gracias a ese "precioso" sueño, un castaño de ojos color cafés había despertado mucho antes de escuchar su alarma sonar. Sentía pereza pero no quería volver a dormir.

-¿Cuánto tiempo ha pasado desde entonces?- se preguntó antes de pasar ambas manos por su rostro –Siempre me dijeron que el primer amor nunca se olvida... pero esto es estúpido... estoy seguro de que dentro de poco serán 9 años... soy un idiota, seguramente el remordimiento y la culpa me seguirán hasta la muerte-

Su momento de reflexión llego a su fin en cuanto escucho sonar la alarma, ya era la hora.

Lentamente se levantó de su cama, la cual consistía de una plaza únicamente, para luego acercase a la puerta y salir por esta, estaba sin remera y con un pantalón holgado, pues era todo lo que usaba para dormir. Rascando levemente sus cabellos marrones claros entro a la habitación que había enfrente; allí había un gran ropero, una ventana con las cortinas cerradas y varios juguetes de niños esparcidos por el piso, mientras que en el medio de la gran habitación había una cama de dos plazas.

Dos cabelleras rojizas sobresalían de entre las mantas, y se esparcían de forma desordenada por la almohada que tenían debajo.

-Hora de levantarse- dijo antes de abrir las persianas, pero no hubo ningún movimiento en las personas que dormían por lo que el castaño opto por quitar la sabana de la cama, destapando así a dos pequeños niños, que dormían tranquilamente mientras estaban tomados de la mano

-Mmm... Ari... te estas llevando las sabanas... frió- su plan comenzaba a funcionar, uno de los niños comenzó a moverse

-No es cierto... Lev se la está llevando... no hice nada- el otro pequeño también comenzaba a moverse, y ambos, sin soltar la mano contraria, comenzaron a buscar a ciegas con su mano libre las sabanas

-Es hora de levantarse Ari, Lev, ¿Qué quieren para desayunar?- le pregunto el joven adulto antes saltar sobre los pequeños

-¿Mamá?- murmuro uno de los niños abriendo sus ojos, pronto dos joyas rojizas se hicieron visibles

-Buenos días Lev- saludo el castaño para luego besarle la frente

El pequeño sonrió y entonces ambos miraron al otro pelirrojo el cual no había abierto los ojos, es más, se había acomodado mejor en la cama y continuo con su placido sueño.

-¿Podrías despertarlo por mi Lev?- le pregunto a su pequeño, este asintió con la cabeza para luego sentarse en la cama y restregar su ojito con una mano -¿Qué quieres para desayunar?-

Los herederos milagrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora