Siempre

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— Te amo—. Decía aquella chica con lágrimas en los ojos, acariciandole la barbilla, mientras sus lágrimas rodaban por sus mejillas.

— No, eso no es cierto, tu me quieres, si, me adoras, talvez, pero no me amas, crees hacerlo, tus palabras me hacen más daño que felicidad—. Le respondía, sonriendole como solo el sabía, como solo el podía cuando estaba a su lado, mataba sus emociones, quería llorar, quería gritar y decirle que no la dejaría, pero el sabía que era lo mejor.— Tu me haces muy feliz, eso lo admito, pero también eres mi perdición, eres mi fruto prohibido, decidí arriesgarme por ti, pero todo tiene un comienzo y su respectivo final. Te amo, si, mas que a mi visa, ¿te quiero a mi lado?, por toda la eternidad, hasta que la muerte nos separe, pero, ahí cosas en esta vida que no se pueden obtener y para mi desgracia tu lo eres—. Y aún así el no lloraba, no quería que lo viera llorando, pero a pesar de eso, el si lloraba, lloraba por dentro, lágrimas de sangre que perforaban su corazón, palabra a palabra, lo rompían en pequeños trozos. Sabía que con esas palabras estaba sellando su destino, si, estaba alejándose de el amor de su vida, su único y verdadero amor.

— Las cosas no deberían de ser asi—. Le contestaba estrechando su mano impidiendolo irse.

— Pero asi lo son, después de esto es mejor ya no vernos, no me llames, no me busques, olvidame, así será mejor, ya no podemos vernos nunca más—. Le decía el joven con voz titubeante, la verdad le costaba decirlo, decía justo lo opuesto de lo que su corazón quería, pero para su desgracia sabía que era lo correcto.

— Pero yo no quiero olvidarte, no podría hacerlo aunque quisiera—. Se acerco lentamente con los ojos llenos de tristeza para terminar por fundirse en un beso único, ese beso que cargaba con alegría,tristeza y sobretodo con amor, un beso que sabían sería el último y con ese simple beso se dijeron todo lo que tenían que decirse.

—. Adios—. Fue lo último que el dijo, soltando su mano y alejándose de ella. Estaba destrozado, devastado, una parte de el quería que ella lo detuviera, mas sin embargo no lo hizo. No volteo, no quería, su corazón se hundía en un hoyo negro que se lo tragaba lentamente, su cuerpo temblaba y los tiempos que paso con ella los recordaba uno a uno. Finalmente volteo, antes de doblar la esquina, miro hacia donde la había dejado, y con lágrimas en sus ojos dijo : "Yo siempre seré tuyo.... Pero tu nunca serás mía". Cerró los ojos tomó valor, y siguió caminando, sabiendo que a sus espaldas dejaba al amor de su vida.

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