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Eh conocido dolores que duelen más que 10.000 agijones juntos.
Eh respirado tratando de no sangrar cuando los edificios caen.
Eh pasado por tanto que la Luna y el Sol rezan para que mi corazón floresca en los inviernos de la pradera.

Permite me burlar el tiempo con canciones y un poco de alcohol.
Sentemonos donde podamos ver a el diminuto y asqueroso mundo cayendo en nuestras pupilas.
Y juguemos a encontrar palabras que rimen con los olores de la serenidad cuando el estar junto a ti se vuelva verbo.

Pero a decir verdad la punta del iceberg se cae a pedazos... mientras los espectadores llevan sus mejores galas yo pinto manantiales salados al ritmo del jazz.

Y es entonces cuando los calmantes hacen efecto en vez de ser tu quien me quite todo este dolor y todo deja de importar...
Deja de importar por que no me siento segura de nada y es mejor olvidar que duele aunque sea un momento.

Demonios sin caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora