Capítulo XXXl

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        Estaba en frente de la casa de Pete esperando a que me trajera la comida que le llevaría a Sarah para que pudiera comer algo y charlar un poco. Era una noche silenciosa y estrellada, acompañada de una fresca brisa que me penetraba las vértebras y me provocaba un escalofrío. Estaba completamente sola en la calle, pues ya todos se habían ido a descansar para juntar las energías necesarias para la expedición que realizaríamos en cuanto Sarah nos ofreciera su información. De pronto, sentí la puerta del garaje abrirse y dejando a la vista a mi buen compañero y administrador de la comida de todos.

- Intenté ser misericordioso, pero no pude evitar reducir su porción. Prefiero que ustedes se alimenten mejor que ella. - Exclamó llevándose una mano hacia la cabeza y rascándose con cuidado. - Igualmente, está recibiendo más de lo que se merece. 

- Entiendo a lo que te refieres, pero necesitamos que nos diga en dónde se esconde su resistencia. - Respondí mientras le retiraba la bandeja de sus manos.

- Lo sé, comprendo la situación. - Dijo comprensivo, pues ya había escuchado toda la historia antes de que me preparara la comida. - Pero, ¿Estás tan segura como para realizar tremenda misión? Quiero decir, ellos podrían estar ignorando todo lo que ustedes saben y es posible que no les crean en muchos aspectos, ¡No son personas de confianza!

- Pete, tenemos a uno de ellos como rehén, claramente poseemos ventaja. Pero ahora Sarah carece de un importante valor puesto a que perdió un brazo en la expedición al laboratorio. - Suspiré profundamente mientras me perdía con el brillo de la luna. - Tal vez ya ni siquiera la quieran.

- Ni siquiera quiero imaginármelo, ¿Cómo podrían rechazar a un compañero? Dejarlo a la merced de su suerte en este contexto tan injusto. - Dijo indignado, cubriéndose los brazos en consecuencia del frío que corría. - ¿Volverá si no la aceptan?

- Preocupémonos en volver nosotros. - Respondí asintiendo lentamente, dejando en claro el terror que crecía de a poco dentro de mí. 

- Lo harán, ustedes siempre lo logran. - Exclamó imitando mi gesto, sólo que esta vez inclinando su cabeza hacia abajo. - Iré adentro, pues está haciendo un frío terrible aquí.

- Tienes razón, será mejor que descanses un poco. Yo iré hacia la casa de Jaden para hablar con Sarah. - Indiqué, saludando un poco con mi gesto y otro poco con mi sonrisa. 

        Esperé a que mi compañero ingresara a su casa antes de dirigirme a lo de Jaden para poder concluir con mi tarea. Realmente no estaba segura qué le diría, pues sería la primera vez que tendría que hacerle preguntas a una persona con el fin de recolectar información; y sin duda alguna, debía hacerlo exitosamente ya que Sarah era la última oportunidad que teníamos para el gran golpe contra los muros. Sacudí mi cabeza para esfumar los pensamientos negativos que me nublaban el camino hacia la casa de mi compañero. Caminé decidida por la calle hasta que llegué a su pórtico para posicionarme en frente de la entrada, toqué tres veces y esperé impaciente. La respuesta de Jaden no llegaba y por esa razón decidí volver a llamar a su puerta. Me incliné hacia un lado hasta que al fin respondió a mi visita. 

- Chloe. - Dijo en cuanto apareció en la entrada. - Lo siento, estaba limpiando unas cosas.

- No te preocupes, Jaden. No he estado aquí ni más de dos minutos. - Respondí acompañando mis palabras con una pequeña risa. - Tengo la comida para Sarah, se la daré y charlaré con ella para que podamos proceder con la segunda parte del plan.

- Te deseo toda la suerte, pues hoy ha estado algo inquieta. - Comentó mientras ingresaba a la casa nuevamente e invitándome a que lo siguiera. - Bajé para alcanzarle una sábana y no recibí otra cosa que insultos. - Suspiró mientras se apoyaba contra la pared más cercana a él.

Detrás De Los Muros lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora