Prólogo [EDITADO]

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¡Ella es tan torpe!

Era solo otro día de trabajo en el sombrero de Jabalí. La princesa estaba trabajando duro y tratando aún más difícil de no romper ningún plato. Ella fue mejorando en esto todos los días, pero ella todavía era torpe y de vez en cuando tropezaba con un pata de silla o el pie de los clientes. Meliodas le gustaba ver su trabajo con torpeza. Fue divertido ver su tímido y avergonzado comportamiento y le gustaba ver su rubor. A veces, incluso podría ser su héroe y la captura que se le cayera y de paso tocar sus pechos.

En la noche los clientes parecían irse. El muchacho de aspecto joven rubio, que era el dueño de este bar, llamó un día y se cierra la barra para esta noche. Sólo un poco de limpieza se dejó hacer.

Satisfecho con la cantidad de dinero que ganaban, Meliodas limpió la barra.

-Hoy fue un buen día-. anunció la princesa mientras se acerco al propietario.

-Si, hicimos dejando algo de dinero, por lo que podemos comprarte algo de ropa bonita la proxima vez que vamos de compras!-

Elizabeth agito la mano. -No es necesario comprar nada de mí.- protesto pero Meliodas insistió.

El quería salir con la princesa de vez en cuando y pasar algún tiempo a solas con ella. También le gustaba la forma en que ella se iluminó de alegría cuando se probaba ropa nueva. Ella era una princesa y una niña después de todo. El rubio tenía sus razones románticas, pero había algo que quería ver aún mas de los vestidos muy hermosos y fue en las bragas lindas. Él sería capaz elegir algunos agradables para ella, si se van juntos.

En su sueño él caminaba junto a Elizabeth a una tienda y Elizabeth podría cruzar sus manos y sus ojos brillaban cuando se entera que la tienda es de lencería. Ella con mucho gusto agarra a Meliodas de la mano y corre dentro de la tienda para elegir algunas bragas sexys y lindas. Ella sonreía y pregunto cuál debería probar. Por supuesto que mostraría todas. Pero solo fue una fantasía. De ninguna manera esto podría suceder.

-Estás todavía ahí, Señor Meliodas?- Meliodas despertó de su sueño de día y vio una blusa morada justo enfrente de él. Se concentró en lo que se esconden detrás de esta pieza de ropa y agarró el pecho.

-Hahaha, todavía no.- anunció mientras exploraba el tesoro escondido. No se atrevería a de desabrocharse, sin embargo. La princesa se ruborizo, pero no se resistió a su enamorado.

"¿Por qué Meliodas siempre me hace esto? .... Podría hacer esto a cualquier chica, pero él me eligió e incluso de negó a tocar a Diane. Y ¿Por qué lo dejo hacer esto?" Pensó la princesa.

La princesa de repente se encogió de hombros hacia atrás dejando las manos Meliodas solo.

-Estaba comprobando si su pulso estaba bien, un mal día después de todo. Pero... ¡Todo bien!- le mostró un pulgar arriba he hizo que la princesa se sonrojara un poco.

-Voy a buscar un poco de agua fresca, nuestro suministro pronto estará vació-, dijo el rubio mientras se levantaba se su asiento. Buscó algunos cubos adecuados.

-Yo te ayudare Señor Meliodas.-

La princesa cogió su propio cubo como Meliodas los encontró. Ni siquiera podía desaprobar su acción como su mente ya estaba hecha.

-Gracias- dijo y sonrío.

Ambos salieron del bar y se fueron a un río cercano. Ellos necesitan esta agua sólo para la limpieza de algunos platos sucios por lo que esto debería ser suficiente.

El rubio se llenó los cubos llenos de agua y mantenía una en cada mano. Mientras que la niña sólo llenaba un balde y trató de llevarla con las dos manos. Cosa que le era casí imposible.

-Elizabeth, debe ser incomodo, lleva la cubeta con una sola mano. Eso sería mas fácil.- La chica intento pero fracasó estrepitosamente. Ni siquiera podía levantar lo más mínimo.

-Esto es demasiado pesado para un lado.- respondió ella.

-Cuando vengamos de nuevo, solo llena la mitad, por favor... no lo rellenes mucho. Además podrías lastimarte.- Le advirtio.

En lugar de escuchar sus palabras, ella lo vio como una especie de competencia. Que esto podría dañar su orgullo de llevar solamente un medio cubo. Así que hizo caso de su advertencia y siguió llevando el cubo con las dos manos. Caminar no era fácil con la cubeta balanceándose contra sus piernas, pero ella no quiere renunciar. Hizo pequeños pasos, pero trató de mantener su ritmo con Meliodas.

El pecado prestó atención a la chica a su lado y miró por encima de vez en cuando. Ella estaba soplando, mientras trataba de concentrarse en sus pequeños pasos y no mover el cubo a mucho de lo contrario, el agua se derramaría. La vista divertio a Meliodas e intentó contener su sonrisa.

El sombrero de jabalí era difícil de llegar por donde el río era fácil acceso. El problema era que banco farol al río. Era muy empinada e incluso sin nada pesado de llevar, una persona normal estaría fuera de la respiración tan pronto como llegaron a la barra. Ciertamente no es un problema para Meliodas.

Tenía un mirada estupida a Elizabeth de nuevo sólo para ver ella seguía luchando. No había todavía un largo camino por recorrer, pero ella dio lo mejor. Pero la segunda vez Meliodas miró hacia delante de nuevo, oyó una caída, un chapoteo y un grito. Se dio la vuelta para encontrar a su hermosa princesa en el suelo, completamente mojada.

Coloca los cubos en el pasto y corrió hacia la princesa, ofreciéndole una mano.

-Elizabeth...-Susurro el rubio.

Ella tomó su mano y trató de evitar su rostro. Ella sólo sabía que tipo de mirada tenía. De hecho estaba sonriendo e incluso reir un poco.

-¿Estas herida?- Preguntó suavemente sin embargo.

-Estoy bien.- respondió ella.

-¿Cómo te mojaste?- Meliodas preguntó mientras daba un vistazo de cerca a la princesa y su ropa mojada. Con el dedo en los labios examinó cada parte de ver a través de su ropa.

-Me tropecé con algo, intente no caerme pero.. no podía mantener mi equilibrio ...- confeso avergonzada.

Después de examinar bien de ella, empezó a quitarse la camisa.

-Hey, Elizabeth, quitate la ropa mojada, de lo contrario cojeras un resfrió. Voy a prestarte mi camisa.- Elizabeth se ruborizó. De ninguna manera iba a desnudarse aquí, No había arboles para ocultarse y Meliodas estaba allí también.

-¡No, no puedo!- Estuvo a punto de gritar, se tapó la boca.

-¡Pero...! Te dará un refriado...- dijo Meliodas preocupado.

-No, créeme, no pasara eso..- Dijo y se hizo pasar seguro de esto, pero la brisa fría que ha estado allí todo el día ya, no desaparció por el momento.

-Si tu lo dices... Elizabeth ten cuidado, y si tienes mucho frío, ¡dimelo! También puedo mantener el calor en algunas maneras.- dijo y le hizo un guiño. Elizabeth se sonrojo aún más roja y otra vez se preguntó por qué Meliodas le encantaba burlarse de ella tanto...

-¡No creo que eso sea necesario!- Dijo entre dientes y comenzó a caminar delante de Meliodas con el cubo vacío.

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Perdonenme si esta un poco traducido mal >-<

Chao.





Hola, esto esta editado, solo son cambios súper pequeñisimos... Hehe sayonara. (17/7/17)



Continuara...

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