Primer día [EDITADO]

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Ella estaba equivocada.

Ella estaba equivocada. Por la noche, incluso después de un cambio de ropa, ella comenzó a estornudar sin control. Se cubrió la cara con una mano de la vergüenza y esperaba que Meliodas no se diera cuenta.

-¿Te has cambiado, has terminado?- preguntó alguien del otro lado de la puerta. Era una voz de tono alto que pertenecía a Hawk.

-Si, puedes entrar.- Contestó la princesa y se sentó en la cama que ella compartía con el chico rubio. Meliodas entró en la habitación y vio a la princesa linda en su traje de noche. Él acaba de encontrarle algo demasiado linda, no había manera de que no podía burlarse de ella. Pero ya es tarde y la hora de dormir, así que hawk amarro al capitán.

-Meliodas ponte cómodo para que te ate.- Dijo el cerdo con la boca llena de la cuerda.

-Esto no es justo.- dijo y hizo caso mientras dejaba que su camisa cayera al suelo.

-¿Por que tengo que desnudarme mientras que Elizabeth está mirando, pero yo no la puedo ver. No es que no se debe mirándome, pero yo preferiría así.- se quejo y sonrió a la chica. Hawk resoplo y le clavo su pezuña, listo para atacar.

Meliodas tomo su tiempo para cambiarse, pero también sabía que el cerdo iba en serio. A pesar de que él no era un peligro real, pero aún así, prefirió dejar que el cerdo lo haga para que Elizabeth se sienta un poco mas cómoda y segura.

Atado, Meliodas cayó en su lado de la cama. Elizabeth fue tan amable con él, que le puso la manta que compartían.

-Buenas noches y que duerma bien Señor Meliodas.-

-Igualmente Elizabeth.-

Sus luces ya estaban apagadas y Meliodas durmió con bastante rapidez. Elizabeth, sin embargo no se sentía muy bien.

La chica de cabellos plateado estornudó par de veces, pero trató de mantenerlo presionado tanto como ella podía, simplemente no podía despertar a Meliodas. También se sentía mucho frío, que era inusual debido a que nunca sintió frío cuando ella estaba cerca de Meliodas. Podría ser que ella realmente captó el frío de que el rubio le advirtió acerca? Ella esperaba que no pescara el resfriado, y espera que se sentiría mejor mañana, pero no estaba segura en absoluto. Su cabeza se sentía caliente, su cuerpo se sentía frío y encima de que ella estaba temblando. Debe haber sido un el resfriado.

El cuerpo de Elizabeth estaba casi ardiendo mientras intentaba no despertar a Meliodas. Él estaba durmiendo profundamente a pesar de que las cuerdas eran incómodas.

-Me pregunto si me puede ayudar...- pensó. Su respiración se sentía tan caliente también. -Señor Meliodas.- Dijo en voz baja.

Nunca se imaginó que incluso hablar sería así de difícil. Pero el rubio no la oyó todavía.

-Señor Meliodas... Me siento mal..- Dijo la princesa en su angustia.

Su cálido aliento, su cuerpo caliente y su voz suave era demasiado para él soportar. Todavía no entendía lo que estaba pasando por lo que su cuerpo reacciono por su cuenta. Sin vacilar, se levantó y se libero de las cuerdas. No era ningún esfuerzo para el en absoluto. Se sentó en la cama y se puso de rodillas, haciendo lentamente a su camino a la princesa. Su mente se llenó de una sola cosa y no era para ayudar a la princesa con su fiebre. Él puso sus manos sobre los hombros de Elizabeth y su presionado hacia abajo en la cama. Estaba sobre ella y siempre cada vez más cerca.

-Señor Meliodas...- gimió levemente la chica. No estaba segura se lo que estaba ocurriendo en este momento y no sabía que impacto que tenía sobre el chico medio dormido.

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