La ciudad del silencio

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-Ya he terminado.

-Bien, ahora saldremos. Te voy a enseñar como moverte por aquí.

-¿Quiénes habitan aquí?

-Las almas que él robó y bueno, dioses.

-¿Dioses?

-Sí. Aquí hacen lo que quieren.
Alex abrió la puerta. Todo estaba oscuro. Se oían ruidos que no pude identificar. Di un paso hacia atrás.

-No te preocupes. No te pasará nada siempre y cuando no te alejes demasiado.

Los dos salimos de la casa. Mientras Alex cerraba la puerta yo miraba al final de la calle. Un escalofrío me recorrió el cuerpo.

-Vamos. Demos un paseo.

Oí risas alrededor nuestro. Seguían cada paso que dábamos.

-Alex...

-No te preocupes.

Un pájaro se paró delante nuestra para más tarde esconderse en la oscuridad. Y un extraño perro salió de ella. El perro era gigantesco. Tenía una boca que dejaba ver todos sus dientes y de ella salía una extraña saliva negra. Sus ojos eran negros. El perro solto un gruñido. Y saltó para atacarme. Alex me echó pasa un lado de un empujón y atravesó el cuerpo del perro con una espada. De la sombra salieron cinco perros más. Y yo, presa del miedo eché a correr dirección a la casa.

-¡No te vayas!

Ojalá le hubiera hecho caso. Cuando llegué a la puerta una sombra me esperaba en frente. Cuando me acerqué lo suficiente me di cuenta de que era un hombre. O por lo menos lo parecía. Se quitó la capa que llevaba y dejó ver su cara. Su cara estaba quemada y tenía varias cicatrices profundas. Sacó un cuchillo y sonrió. Me quedé paralizada por el miedo. Se acercó con el cuchillo hasta que lo tuve a dos palmos de distancia. Un cuchillo se le clavó en la oreja. Fue Alex.

-A ella no.

-No es diferente a los demás. Ya lo sabes. Debe morir. Vuelve conmigo y terminemos con esto los dos.

-No lo volveré a hacer.

-Jace. Si debo enfrentarme a tí, lo haré.

-No te volveré a ayudar.

-Acabemos con esto.

Aquella cosa lanzó un cuchillazo a Alex, o a Jace. Como quiera que se llamara sabía que por ahora debía quedarme con el. Alex consiguió herir a eso y después huyó.

-¿Estás bien? Me dijo.

-¿Y tu estás bien?

-Me ha mordido.

-¿Puedo verlo?

-Antes entremos.

Al entrar Alex se quitó la camiseta. Aquello le había dado un mordisco en el hombro y la herida había tomado un color extraño.

-¿Tu nombre real es Jace?

-Sí.

Jace subió por la escalera y no volví a verle hasta el día siguiente.

Cuando Cae La NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora