miedo

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Se preguntaba por que se puso nervioso, se le subía la sangre al rostro, antes de abrir la puerta de su apartamento la observo una última, vez encendía un nuevo cigarrillo y afirmaba lo que pensaba... Era bella.
Dentro de su cuarto observo la foto en el tocador, ahí estaba sonriendo y a su lado Cecilia, ya habían pasado 2 años de su partida, se recostó en su cama y las lágrimas brotaron, aun la pensaba y no sabia nada de ella, quería verla pero tenia miedo de que ya estuviera con alguien mas.
Eran las 2:30 am y no lograba dormir la lluvia había cesado y el aire era fresco, salio a caminar, al bajar no estaba la chica pero la reemplazaban múltiples colillas de cigarros.
Al salir le sorprendió que la gente aun estaba activa, parecía otra ciudad, siguió su camino, observando a esa gente nocturna, decidió imitar a la chica y al encontrarse en una tienda compro cigarrillos !vaya que tenia mucho que no fumaba¡, al encender el primero le raspó la garganta, pero luego de 3 bocanadas recupero el habito, después de varios cigarrillos llego a un callejón y un tanto oscuro, observo el cielo frio y lo invadieron preguntas como ¿Por que estoy aqui?, ¿Como puede ser que las personas no se preocupen por eso?, ¿Por que no sufren esa falta de saber?, antes de que se formulara otra pregunta se hallaba en el mismo lugar que soñó esta mañana, se le hacelero el corazón al pensar que ella aparecería ahí, se sentó en la banqueta húmeda aun, duro 30 minutos y se harto, Cecilia no vendría, al regresar a casa se extraño de que la gente aun siguiera activa, al subir las escaleras noto que aun había 2 colillas encendida, ella había estado ahí y lo mas extraño para el era ese sentir, extrañara a alguien pero a la vez sentirse ansioso por alguien a quien ni siquiera conoce y sabe su nombre.
Amanecía otra vez lluvioso, alberto salio con ansiedad de la cama, se vistió y corrió hacia la puerta, ahí debería estar ella, y asi era, hiba decidido a hablarle,pero lo comió la vergüenza, un pánico lo exprimió, solo paso al lado del café, salio de nuevo a caminar, era martes y no trabaja, hubiera deseado que no fuera así, al menos no tendría que pensar en ella y en todas las cosas existentes mas que su cocina y las quejas de mercedes.
Decidió ir a la biblioteca a leer un rato, sabia que esto no le ayudaría en lo absoluto, pero que mas da, pensó por un momento, al llegar saludo al bibliotecario y tomo algo de sartre, al terminar de leer había pasado una hora y salio el sol, brillaba, la lluvia había pasado y el cielo se miraba despejado, curiosamente al contrario de todas las personas, alberto no encontraba alegría en esto, una cosa era ver al sol imponiendo sobre el cielo, afirmando su grandeza, algo que a alberto le parecía majestuoso a, ver la luz que caía sobre las personas, que dibujan una cínica sonrisa en su rostro, algo grotesco que mas que asquearlo lo asustaba, acelero el paso y miraba el suelo para no ver esa misma cara en todas las personas, parecía como si se burlaran de el -me estoy volviendo loco- se decía, ya no caminaba, solo corría hasta su apartamento, desde chico odio la compañía de la mayoría, subió corriendo las escaleras, un piso antes casi tropieza con alguien,.era la chica de la blusa floreada, al verla noto que su rostro era diferente al de los demás, conservaba esa frialdad que el sol les había arrebatado, al observar alrededor noto que solo esta parte de la ciudad estaba tan gris como siempre alberto la miro a los ojos, ella respondió con una leve sonrisa.

En Las EscalerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora