Rebeca

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Intento seguir su camino cuando algo lo detuvo, era la mano de la joven que lo sujetaba de la pierna, al no saber que hacer Alberto solo se sentó a su lado y sin mas prendió un cigarrillo
-te miras agitado, deberías descansar un poco- su mirada observaba la pared agrietada,sola y simple, algo pasajero pero que al parecer encantaba a ambos, ella parecía tener algo a sus pies junto al café de siempre, Alberto lo tomo ya dada la confianza, era un libro viejo, era sartre, ! El mismo libro que leía en la biblioteca. -no te parece algo extraño que sonría la gente teniendo en cuenta lo que pasa a su alrededor, -joven se que escondes algo extraño o al menos eso piensas, te he visto correr agitado pero siempre desvías tu mirada hacia mi.... Dime ¿Te intereso? -me pareces linda- si pero la pregunta es si te intereso- Alberto estaba extrañado de su hablar, sus labios temblaban y empezó a mirar a todas dirección cuando de repente se cruzo con sus labios color cafés por el labial, -pues si, te veo interesante- muy bien, también para mi cocinero, ¿sabes como me llamo? - no, no lo se- soy Rebeca-,al decir esto Alberto la miro de cerca, un rostro inexpresivo le decía algo intangible, algo que gritaba desde sus ojos, - vez como la gente se pierde halla afuera por un día soleado, es admirable su autoestima a pesar de ser mediocres, mi padre solía decir que había cosas mas importantes que el pensar tanto como hacer una vida, irónico ya que hace tres días yace muerto sin hacer cosa alguna, solo dejo ese libro que ahora traes entre manos- Alberto solo escuchaba mientras miraba sus ojos, estaba idiotizado hasta que ella pronuncio algo que no escuchaba desde hace dos años, - no volemos hacia el sol tan rápido- era algo que Cecilia repetía muy seguido cuando algo andaba mal, - ¿por que dices eso?- me gusta esa frase, la escuche ya hace tiempo en no se donde, hablame de ti joven, aun no se tu nombre, dejame adivinarlo, te llamas ... Alberto , Alberto soltó una mirada de sorpresa, tres gotas cayeron del techo y humedecieron su cabello, no solo leía y pensaba igual, también descubrió su nombre, no, no pensaba igual, era distinta a todos, incluso a el.
Cuando se disponía a hablar miro que Rebeca quitaba las sabanas de las ventanas, las nubes habían vuelto, todo había vuelto a la normalidad, -se te ha dibujado una sonrisa querido, acaso es que no te gusta el sol- si me gusta pero hace que las personas se rian de mi- no se ríen de ti, se ríen por el color del cielo, les parece gracioso que sea azul, no les importa el por que, solo les gusta- mientras decía esto se acerco y roso sus labios con los de Alberto, este quedo inmóvil en el momento, lo había besado, sus labios húmedos dejaban labial en los suyos y su mano extremadamente delgada acaricio su mejilla - ¿ Por que me besas? Es obvio, me gustas y también te gusto, vete acostumbrando, no eres el único.
Rebeca subió a su habitación dejando el libro y al desconcertado Alberto pensando que era Rebeca, así paso la tarde escuchando la ciudad, la lluvia que retorno, anochecia y había que volver a la cama con la imagen de Rebeca, de Cecilia y el sol torturándolo.

En Las EscalerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora