No Sobreviviré ||Len & Kaito||©

Una sonrisa para papá.

Me desperté con una angustia indescriptible, me sentía el peor del mundo.¿Qué hice?
-Ratonto¿Estás despierto?-tenía miedo, miedo de Kuro y estaba terriblemente dolorido.

Tenía un terror que no puedo describir y un dolor que no soportaba.

-Oye, no estás dormido, lo sé-me abrazó de forma que podía sentir su aliento en mi cuello.

-¿P..puedo i..irme?-unas lágrimas involuntarias brotaron desde mis ojos y comencé a sollozar.

-No.Tu padre tiene un trato con mi tío pequeño-espetó para morder y marcar mi cuello.

-Ahh...¿C..cuál?-tapé mi rostro.

-me besó en los labios colocándose sobre mí-Tu éxito, por tu virginidad.

-¿P..porqué?-mi voz se quebrantaba y él invadía cada vez más mi espacio personal en aquella cómoda cama.

-¡Ya basta!-grité y luego mordí su oreja.

-¡Ah! Que testarudo, está bien te dejaré ir -sonrió cínico-pero volveré cuando tengas dieciséis.

>>sólo me callaré<<Quiero irme así que aproveché que se apartó de mí y al pararme dolía, dolía mucho pero las ganas que irme le ganaban al dolor.

Al bajar las escaleras de mármol me encontré con el señor Piko ya listo con un traje y las llaves de su auto.

-¿Te divertiste? Jaja te dije que te llevarías bien con Kuro-revolvió mi cabello y lo miré con odio, aunque en el fondo tuviera miedo. Ya no podía confiar en nadie.

-No lo sé. ¿Usted qué cree?-mi voz tenía un tono de frialdad y enojo, mientras que por dentro estaba desecho.

-jaja ¿A qué se debe esa cara?-una sonrisa sádica surcó sus labios.

-¿Podríamos irnos? Si no le molesta.

Silencio.

-Vamos-salió por la puerta y yo lo seguí hasta el auto, me senté en el asiento del copiloto, mirando por última vez esa mansión en la cual se fue mi alegría.

Comenzó a conducir, y miraba por la ventana, llovía, y el color gris con esas bellas gotas de agua dulce, mojando aquellos pinos que crecían uno junto al otro, era hermoso y calmaba mi alma dolorida, mi cuerpo dolorido.

Mis ojos azules se cerraban, todo me dolía y estaba lleno de marcas, sólo me dediqué a dormir en el auto.

[...]

No sabía cuánto tiempo había tomado aquel viaje pero comenzaba a despertar lentamente, dándome cuenta de que aún llovía. Más allá de aquello ahora mi trasero dolía mucho más que antes. Hice una mueca de dolor ante la frustración de intentar bajarme del auto, pero recibiendo a cambio una punzada de dolor en el interior de mi entrada.

-¡Aghh!-chillé completamente dolorido y somnoliento.

-Ya, ya, shhh-acarició mi cabeza y sólo le dirigí una mirada que expresaba todo lo que sentía-toma-me dio una botella de agua y una pastilla, dudé ante esto, ya no confiaba para nada en él-Es para el dolor, niño.

-¿Llegamos?-dije con un tono frío y tajante, él simplemente asintió sin expresión alguna en su rostro.

-Len-dijo en forma de despedida efectuando una leve afirmación con su cabeza.

-Piko-repliqué imitando su mismo gesto para luego abrir la puerta y bajar de aquel lujoso auto, el cual me había arropado hasta el sueño minutos antes.

En ese momento supe que mi vida cambiaría, pero lastimosamente no sabía que tanto.

-toqué el timbre y al notar el grito de mamá de >>¡Ya voy!<<una involuntaria sonrisa se formó sobre mis labios-¡Hijo!¿Qué te hacías con el señor Piko?¿Conociste a su sobrino?-en ese momento ante los ojos de mi madre yo había ido a una pijamada en la mansión de aquél hombre, que había conocido a su sobrino y que lo habíamos pasado genial entre sonrisas y juegos. No fue eso lo que pasó, mamá.

Casi como un rayo vino Rin corriendo desde el cuarto de arriba que compartíamos y apartaba a mi madre de la puerta, o bueno simplemente la empujó debido a su fuerza.

-¡Len!-sentí unas pequeñas y saladas gotas mojar mi hombro debido a que Rin estaba llorando fundiéndose conmigo en un abrazo-te extrañé idiota...¿Por qué me dejaste sola?

-Y..yo-sin yo darme cuenta comencé a sollozar y a derramar lágrimas correspondiendo el abrazo de mi hermana, para que luego aquellos sollozos y lágrimas se convirtieran en un llanto.

-Dios, que niños más raros- se quejó mi madre agarrándose el puente de la nariz para luego tomar el pomo de la puerta-entren, está lloviendo.

Ambos asentimos, secando nuestras lágrimas y entrando a paso apresurado. Antes de que pudiera seguir a mi hermanita escaleras arriba, la voz de mi padre me llamó desde el sillón del living.

-Len, necesito hablar contigo, Lily¿Podrías ser tan amable de dejarme a solas con el niño?-mamá asintió, enojada porque sentía que había muchas cosas que no le estaban diciendo, pero aún así no dijo nada y se retiró.

-Len, ¿Qué te hizo Kuro?-los ojos de mi padre se humedecieron de forma que por más que haya hecho algo sumamente malo, me dieran ganas de perdonarlo. No lo odiaba, es sólo que estaba asustado y...enojado.

-Deberías saberlo¿O no?-dije y mi progenitor asintió con lágrimas traicioneras, llenas de culpa, de remordimiento, de arrepentimiento o eso era lo que yo quería creer, no lo sé, simplemente prefería pensar que era así, que aceptar lo cruda y cruel que era la realidad.

-Lo siento hijo, pero si no lo hacía no podrías cumplir tu sueño, no podrías ser quién quieres tan fácilmente-acarició mi mejilla a lo cual yo reaccioné apartando su mano de mi rostro con notorio enojo.

-¿¡Eso piensas!?¿¡Qué no soy siquiera bueno para eso!?...¿T..tanto me odiabas para hacerme eso?-no paraba de llorar a lo que él me abrazó con fuerza y por mucho que quisiese separarme de su abrazo, no podía, necesitaba que alguien capaz de cuidarme me regala su calor de esa forma de cariño tan reconfortante.

-Shhh ya pasó-apreté su camisa con mis puños con necesidad de que me fundiesen en un tierno abrazo, no me importaba si estaba mostrándome frágil frente a un monstruo.

-Sonríe para papá¿Sí?-besó mi frente y acarició mi espalda haciéndome cosquillas, tal vez si estaba arrepentido podría perdonarlo.

-le dediqué una sonrisa y le besé en la mejilla-Buen chico-me susurró en el oído secando las lágrimas que habían salido de mis ojos anteriormente-Ahora ve a jugar con tu hermana.

Asentí y luego de subir las escaleras fui a la habitación que compartía con Rin y simplemente comencé a llorar en mi cama, mi hermana no quiso hacer ningún comentario, esa noche lloré hasta quedarme dormido.