El idiota de ojos azules.

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A la mañana siguiente me desperté con mucha energía, comenzaría mi gira. Me levanté, me cambié, me puse una camiseta amarilla, una sudadera blanca, unos shorts, y unas zapatillas amarillas también.

—¡¡Rin-Chan!!—le grité con entusiasmo para despertarla.

—Oye, ¿Por qué mejor no te callas la maldita boca?—ella parecía cansada y deprimida, más que nada por su novio, no había podido comunicarse con él, al llamar no respondía.

—Si quieres puedo ir al hospital a verlo cuando pase para la terminal de autobuses.—le dediqué una sonrisa, sabía cómo ella se sentía. Sin poder hablarle a alguien tan especial para tí. De todos modos, ella no iría de gira conmigo y los demás Vocaloid, no porque no quisiéramos, ella era la que detestaba viajar.

Simplemente me miró y asintió, yo le sonreí nuevamente.

—Adios linda—le besé la frente y salí por la puerta pero del otro lado de ella escuché a Rin decir >>te amo Len<<sonreí ante esta idea, yo también la amaba.

Al salir estaba el autobús con Miku, Luka, Lenka, Rinto, 96Neko, Oliver, Gachapoid, Gakupo, Gumi y Gumo.

—¡Hola chicos!—llamé la atención con un grito acercándome al grupo.

—¡Len!—dijeron casi todos a excepción de KuroNeko.

—¿Y Tenchou?—pregunté mirando para los costados intentando encontrar al pelirrojo.

—Está subiendo tus maletas atrás—me respondió cierta chica de cabellos verde agua.

—Len, tenemos que presentarte a alguien—dijo Gachapoid con una sonrisa que me enternecía.

—Jaja, está bien Gachapoid tranquilo—el niño hablaba de mis prendas intentando arrastrarme.

—¡Ándale Len!¡Mueve tus piernitas!—decía saltando a mi alrededor. Comencé a caminar obedeciendo al menor, pero a paso lento y pesado.

Cuando llegamos dentro del autobús no podía creer lo que estaba presenciando, es qué, era Ficcionario.

—¡Él es Kaito-Onii!—espetó haciendo alusión al mayor.

—Hola Len—El chico de azules cabellos sonreía de manera sínica, sin vergüenza, como si lo supiera todo.

—T...tú— abrí mis ojos con sorpresa, retrocediendo al menos un metro.

—Sí, pequeña flor—se me paró el corazón, esto era imposible¿Cómo pasó?¿Cuándo?

—S..sólo te voy a pedir que por nada del m...mundo me m..molestes—noté que en mis mejillas sentí un cosquilleo, creo haberme sonrojado¿No era yo el que siempre hacía eso con todas?

—Mientras no me causes problemas, no te molestaré demaciado—se sentó junto a mí y sobre su regazo puso a Gachapoid quien había estado en silencio todo el rato.

—¿Demaciado?—tragué saliva, tenía miedo de este tío.

—Lo que escuchaste rubia—se hechó hacia atrás y el niño de verdes cabellos se paró, se despidió y sin más se fue dejándonos solos a él y a mí.

Me dediqué a cerrar la boca, pues no puedo simplemente hablarle como si nada, no sé qué es lo que él posée que los demás no, pero me da miedo y me molesta.

Sin nada más que decir, el autobús se puso en marcha, y yo recordé lo del novio de Rin.

—¡Paren el autobús!—dije en cuánto casi pasábamos del hospital.

Al bajar, entré con Miku, la cual tenía el mismo plan que yo, ir a ver a "Mikuo" de seguro son gemelos.

Íbamos de pasillo en pasillo, parecía que en cualquier momento nos perderíamos, pues no encontrábamos el cuarto del joven de cabellos similares a los de su gemela.

—¡Por aquí!—elevó su voz la chica de verdes ojos indicándome en donde se ubicaba—supongo que aquí era, es la número 453. Me dijo que aquí estaría—giró el pomo de la puerta.

Ambos entramos a la sala, y no nos esperábamos lo que presenciamos, él joven ya no estaba, ni tampoco sus cosas. Desconcertados, decidimos irnos, al salir de la habitación me encontré con "Kaito".

—Rubia, la maricona de Tenchou te está buscando—me tomó de la mano y me llevó con él a rastras, Miku sólo observó la escena, inclusive puedo afirmar que deseaba palomitas.

Los tres nos dirigimos al transporte, nos subimos y nuevamente él se sentó junto a mí, durante todo el viaje no nos habíamos dirigido palabra alguna, a cambio, algunas miradas entre nosotros, sin que el otro lo supiera, aunque ya estuviéramos concientes de que el otro ya lo sabía.

Cuando miraba por la ventana comencé a pensar en raro que fue la escena en el hospital, donde Hatsune Mikuo fue el protagonista, o en realidad no, ya que ni siquiera se encontraba en el lugar¿Qué diría Rin? Probablemente con lo histérica que es la rubia se pondría a crear teorías sobre conspiraciones paranoícas.

—jmjm—se me escapó una risa y sentí la mirada del peliazul sobre mí, en ese momento ví mi reflejo en el cristal vidrioso de las ventanas, lucía patético, sonrojado, avergonzado y sonriente.

—¿De que te ríes estúpida rubia?—mi sonrisa se desvaneció con rapidez.

—¡Oye!No tienes razones para tratarme de esa forma—sentencié con firmeza.

—Si que las tengo—afirmó frunciendo el seño.

—¿Por ejemplo?—le seguí la contraria.

—Por ejemplo....que tú eres una rubia hueca y que me caes mal—me dí vuelta ocultando mi puchero, es que era involuntario, y no quería que se burlara de él.

—Y...Ya deja de decirme así—mi voz temblaba con cada insignificante palabra—no soy una chica.

—¿Crées que me importa?—añadió con su estúpida sonrisa arrogante.

—Cállate—me voltée y me coloqué los auriculares, con obviedad para escuchar música.

—¡tsk!—realizó un sonido con su lengua y su paladar, dándose la vuelta al igual que yo.

Ya era de noche, la hora de dormir, pero la señorita Miku Hatsune sacó una botella de cerveza.

—Gumi, déjame dormir—la chica estaba hebria, no podía caminar sin tambalearse.

—No, tienes que tener sexo con Kaito antes— tapé mis oídos, pues me desagradaba la idea de escuchar las fantasías de ésta.

—Yo no tendría sexo con la rubia ni por un millón de dólares—repudió Kaito.

—¿Que tal por dos millones?—el muchacho de cabellos azules pareció dudarlo, y finalmente negó con la cabeza.

No sé que es lo que pasó luego, pues me dormí.

No Sobreviviré ||Len & Kaito||©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora