Australia pt.2

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Bruce había reservado habitaciones en un hotel cercano, apenas llegaron, dejaron sus maletas en sus habitaciones, Eli y Kath compartían una, para la desesperación de Luca, que tenía que quedarse con Bruce y Zuro.

Luego pasearon por varias partes turísticas de la zona, también, se detuvieron a almorzar, y Elizabeth tuvo que levantarse corriendo por servilletas cuando Zuro se quedo dormido sobre la mesa y Bruce sin querer, tiro el refresco sobre él.

En la noche volvieron a las habitaciones, exhaustos de caminar y de escuchar a Bruce y a Luca quejarse.

Eli se durmió con el celular en la mano, estaba hablando por teléfono con Luca convenciéndolo de que no golpee a los menores solo por estar jugando cartas.

Al otro día, ya no sabían qué hacer, no es como si hubiesen planeado mucho, desde el comienzo fue un viaje espontaneo, por lo que los planes no iban de la mano con ellos.

-Un chico en el avión me dijo que pase por el pueblo donde él vive –comento Kath, ocultando sus ojos tras unos grandes lentes de sol negros.

-¿Qué tanto podemos confiar en él? –pregunto su hermana, desconfiando.

Estaban desayunando en el mismo restaurante del día anterior, a duras penas habían logrado despertar a los chicos; Zuro apenas llegaron al lugar, se comió todo su desayuno y cayo dormido apoyando su cabeza en la pared, Luca miraba su café como si escondiera los secretos del universo y Bruce tenía el celular en a mano y movía el dedo para pasar las noticias sumamente despacio.

-Solo me dijo en nombre del pueblo, no me intento convencer de ir a su casa dándome wi-fi gratis.

-Bien, de acuerdo.

Terminan de desayunar y vuelven al hotel enlistarse, luego se encuentran todos en el pasillo, y Elizabeth se ríe de que son todos unos turistas, Zuro con la cámara en el cuello, Luca con un sombrero extraño, Bruce emocionado y Kath con los lentes negros que uso en la mañana y borcegos.

Alquilaron un jeep y luego de conseguir un mapa se dirigen al pueblo que Kath nombro: Morisset.

Cuando llegan, bajan del jeep y recorren el lugar viendo las cosas turísticas de ahí.

Hasta que escuchan un exagerado suspiro de Kath.

-¿Qué pasa, Kathie? –pregunta Luca.

-Eso pasa.

Todos voltean a ver lo que Kath señala con un movimiento de cabeza, entonces ven a un chico de cabello castaño acercarse a ellos sonriente.

Luca hace una mueca ante la sonrisa del chico preguntándose si no se cansa de sonreír tanto.

-Si viniste, lindura.

-No te conozco –responde Bruce, de repente nervioso.

Sam lo mira confundido.

-Eh... le hablaba a Kath.

-Ah.

Todos se quedan callados un momento y Elizabeth suelta una risita.

-¿Tu eres Sam? Kath nos contó que hablaron en el avión.

-Con que le hablaste de mi ¿Eh? –Sam mira a Kath sonriendo.

Y Kath asesina a su hermana con la mirada, la mayor solo se encoje de hombros y mira nuevamente a Sam, sintiendo como Luca la toma de la cintura la aleja un poco del chico.

-¿Conoces algo bueno que hacer por aquí?

-Pues, podría mostrarles el lugar –dice aun sonriendo, y ahí es cuando Luca siente más ganas de golpearlo a la cara que a Bruce o a Zuro.

Sam fue muy gentil, o lo que es la definición de gentil para él, y les mostro casi todo el pueblo en unas cuantas horas, sacando una historia de cada cosa que veían, hasta de las rocas.

Los cinco chicos ya se estaban cansando de caminar tanto, y todo empeoro cuando Sam le dijo otro piropo a Kath.

Ella se enfado y empezó a alejarse de todos, dirigiéndose hacia la parte más desierta del lugar y sin dejar de caminar aun cuando las casas habían desaparecido de su campo de vista reemplazadas solo por algunos árboles y maleza; todos, incluido Sam, que gritaba disculpas, la siguieron.

-¡Oye, Kath! De verdad lo siento... ¡Ouch! –exclamo ante el dolor que sintió en la espalda y luego noto que Luca lo había golpeado (bastante fuerte).

-Cállate o te callo.

-Zuro, camina –se quejo Elizabeth, agarrando al chico pálido de una mano y Bruce la otra, casi arrastrándolo.

Elizabeth suspiro, soltó a Zuro quien choco contra Bruce por el envión.

Corrió hasta alcanzar a Kath y le sonrió en modo de disculpa, la menor hizo una mueca pero dejo de caminar; los chicos llegaron detrás de ellas.

Entonces se callaron todos, y miraron a su alrededor. Zuro hablo por primera vez en todo el trayecto.

-¿Dónde estamos?

Todos miraron a Sam.

-¡A mí no me vean! –Se quejo- Jamás me aleje tanto caminando, si en jeep, pero no tengo idea de donde estamos.

-¿Cuánto tiempo caminamos? –pregunto Eli a su novio, este se encogió de hombros.

-No lo sé ¿Media hora?

-Creo que fue mas –señalo Bruce- esta anocheciendo.

-Si fue más nos alejamos demasiado –dijo Sam, con voz tensa.

-Genial... perdida con el enemigo –murmuro Kath.

Caminaron por varios minutos más, su cuenta es que si se alejaron del pueblo y caminaron tanto, pronto estarían llegando a otro; pero no ocurrió así, a medida que caminaban, menos señales de vida parecía haber.

La noche cayó sobre ellos, todos olvidaron sus diferencias y caminaban uno al lado del otro; no era muy divertido estar en ese lugar casi a oscuras.

-Creo que veo algo –murmuro Zuro.

Luca acerco más a Eli contra su cuerpo y apoyo su mano en el hombro de Kath.

-¿Algo qué? –le pregunto.

-¿Una casa? –Añadió Sam- también la veo –sonó emocionado.

-No estamos seguros de si alguien vive ahí.

-O si, tal vez vive alguien pero va a asesinarnos.

-Primero no engordara.

-Nos comerá.

Eli golpeo a Zuro, Luca a Sam y Kath a Bruce.

-No ayudan.

-No perdemos nada con intentar –Kath se encogió de hombros- y muero de hambre.

Entonces se dirigieron a la casa, a medida que se acercaban podían apreciar mas los detalles de esta. No es la casa más hermosa que han visto, las tejas de techo están caídas, las paredes corroídas y todo casi destruido; empezaban a pensar que nadie vivía allí, si no fuera porque vieron una tenue luz salir de una de las rotas ventanas.

Cuando se acercan lo suficiente a la puerta, empiezan a discutir entre murmureos sobre quien debería tocar, por último, Luca empujo a Sam y este casi se estrella contra la puerta.

-Bueno, yo voy –susurro irónico.

Despacio y con miedo se alejo un poco de la puerta y estiro lo mas que puso su brazo para terminar tocando a puerta lo más fuerte que puso usando solo las puntas de los dedos; luego de tocar, retrocedió hasta donde estaban los demás, expectantes sobre quien abriría.

La puerta comenzó a abrirse con un rechinido, y antes que alguno tuviera tiempo de gritar, una señora bastante anciana se mostró del otro lado.

Seres [Unidos somos más fuertes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora