En el sueño sé nadar. Recorro el largo de la estrecha y kilométrica piscina, debajo del agua. Ojos cerrados, burbujas despedidas desde mi nariz, mis oídos cubiertos. Apenas salgo a la superficie para tomar aire, me dejo llevar por los lentos movimientos de natación.
No hay pánico.
Llevo un bikini negro, sencillo. Contrasta con toda la palidez de mi cuerpo. Me doy la vuelta de espaldas y floto, a la deriva. Relajación absoluto.
Entonces algo invisible me hunde, muy hasta el fondo. Aleteo mis brazos y piernas para lograr subir, el poco oxígeno extinguiéndose de mis pulmones.
Abro los ojos y lo veo.
Nuestros rostros a la par, mirándonos fijamente. Su cabello muy rubio y corto, su lunar en el paréntesis de su difícil sonrisa, sus irises refulgentes. No hay expresión alguna.
Tampoco se mueve, sólo está allí estático bajo el agua, y me termino de dar cuenta de que en realidad no me está viendo. Tiene el enfoque vacío, en la nada.
Trato de gritar bajo el agua, enroscando mis dedos en su camiseta. Quiero elevarlo fuera, pero es un peso muerto y pierdo fuerzas.
"Lucas" pronuncio en mi cabeza, en un susurro agotado.
Intento subir sola, sintiendo que mis pulmones están a punto de colapsar, pero de nuevo no puedo. Entonces sé que Lucas está sujetándome en sus brazos, una fuerza anormal estrechando mi torso. Ahora su contemplación transmite desesperación, necesidad de algo.
Le miro buscando respuestas a su comportamiento. Y su voz suena clara en mis oídos, como si no estuviésemos bajo agua.
—Encuéntrame...
Despierto atravesando un largo e urgente jadeo en busca de aire, mi corazón retumbando en mis oídos con potencia inaudita. Me encuentro sólo con la oscuridad rodeando mi cama, sólo la luz de la luna se cuela por las finas cortinas. Me percato de mis manos y pies congelados, apenas puedo moverlos. Están insensibles.
Encuéntrame.
Mis dientes castañean violentamente, y enseguida me pongo a llorar como loca pero en silencio. Me seco los ojos con las sábanas tratando de contenerme, de no exaltar más a mi cuerpo con estas reacciones a mis pesadillas.
Un movimiento desde el rincón de la habitación me llama la atención, con la escasez de iluminación puedo distinguir que es un hombre. Camina lánguidamente hasta los pies de mi cama y me observa fijamente. Trago saliva sintiéndome amenazada. No logro tener un buen plano de su rostro, sólo disparatados mechones de pelo rubio enfocando en todas direcciones contra las luz de la luna, me confirma que nunca lo he visto.
— ¿Quién sos?—pregunto, presa de escalofríos— ¿Qué haces acá?
Él sólo me observa, inmediatamente después se mueve hacia la puerta.
—Voy a llamar a una enfermera...—su voz es suave, pero a la vez contiene un tono áspero—. No te ves bien...
Y con eso está fuera.
Me quedo despierta esperando a que vuelva, pero la enfermera viene sola. Cuando enciende la luz me hace pestañear repetidas veces. Se disculpa y baja la intensidad del foco. Me revisa con preocupación una vez que ve mi rostro.
—Estás muy pálida—comenta, toma una de mis manos apenas siento su contacto.
— ¿Quién era él?—pregunto, volviendo a caer poco a poco en la extenuación.
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La Única (La Réplica #2)
RomanceDías atrás fui testigo. Una espectadora. Simplemente una inocente chica que vio su vida resquebrajarse por completo frente a sus propios ojos. Pero... si me detengo a estudiarlo, a sopesarlo detenidamente, no fue lo que descubrí sobre mí lo que me...