Shomo

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-¿como esta ella?- pregunte a Ian en cuanto lo encontré en la recepción del hotel.

-bien, pero estoy seguro de que algo ocurrió, no me quiere decir que es o que fue- fruncio el entrecejo- me asuste mucho- me miró

-¿porque lo dices?- aparte la mirada

-¿Señor Somerhalder?- interrumpió la recepcionista -su cuenta- le sonrió, Ian le devolvió la sonrisa y firmó

-¿ya pagaste?- me preguntó Ian

-ya, temprano, junto con Scarlett- Ian término de firmar y caminamos de vuelta a las habitaciones, básicamente yo sólo lo estaba acompañado a ir por mi ángel -¿entonces?- insistí

-salí de ducharme y ella estaba en la puerta llorando, en el suelo- se perdió unos instantes en su recuerdo -imagine lo peor- subimos al ascensor

-¿no te dijo porque lloraba?- intente saber

-no y no quise preguntar- me sonrió

Llegamos al piso de nuestras habitaciones y el abrió la puerta de su habitación.

-pasa- me invitó.

Al abrir la puerta descubrimos a mi ángel en el teléfono.

-si, claro- respondió a la bosina del teléfono -yo también, te marcaré más tarde, quizá cuando llegue a Los Ángeles- colgó

-¿lista?- le preguntó Ian

-por supuesto- sonrió, pero su sonrisa se desvaneció en cuanto nuestros ojos se encontraron -Jared- saludo fríamente

-hola- respondí -¿nos vamos?- los apresuré.

-si, pero ¿y Scarlett?- preguntó Ian

-dijo que ella se iría más tarde, fue a ver a una de sus amigas, o algo así comentó- respondí

-entonces, vamonos- sonrió Ian

-por favor- dijo en un susurro casi inaudible mi Ángel.

Llegamos al aeropuerto en buen tiempo, y lo abordamos sin ningún problema, claro, después de haber comprado los boletos.

El vuelo fue tranquilo, aunque yo lo llamaría relajante.

Para cuando llegamos al aeropuerto de Los Ángeles la noche había caído sobre esta, siempre había pensado que Los Ángeles se dividía en dos mundos: el día y la noche.

El aire rosaba mi mejilla como un tierno beso de bienvenida, cálido y refrescante.

-¡Jared!- la voz de mi hermano junto con su sonrisa, esa que me hacia sentir seguro; un escalofrío me recorrió desde la nuca hasta la punta de los pies, mis ojos me picaban ahora.

Me abrazo en cuanto estuve frente a él.

-¿nostalgia?- me miro -es bueno tenerte de vuelta-

-¿y Emma?- pregunte limpiandome una lágrima discretamente.

-cuidando de Marco- tomo una de mis maletas de la banda.

-¿aun esta enferma?- me preocupe

-para nada, sólo era un poco de dolor de estómago, algo que comimos- sonrió -mamá también se preocupó-

-¿viste a mamá?- frunci el ceño

-claro, era Acción de Gracias, ¿como te fue a ti?- sonrió burlonamente

-bien, supongo; tengo que contarte algo importante- Sonreí con malicia -hablando de eso, ¿y Tomo?-

-en casa, no quiso acompañarme, dijo que nos quería decir algo a ambos- miró distraídamente su mano

RECUÉRDAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora