RECUÉRDAME

Primer beso

Ian

-¿Cómo nos conocimos?- la voz de mi amada lleno mis oídos, alzó un poco la cara para verme.

Habíamos pasado ya la tarde viendo películas en el sofá, se acurrucó junto a mi y después, hasta ese momento, hablo.

-jared y yo fuimos a un estudio a una sesión de fotografías, tu ibas con él-

-debiste robarme- río

-el te descuidó, fuimos a cenar y el encontró a otra amiga- algo revolvió mi estómago-pasamos toda la cena hablando- bese su coronilla

-lamento no recordar- suspiro

-esta bien, me gusta contar nuestra historia- la abrace

-sigue, por favor-

-bueno, al final, te pregunte si te podía llevar a casa, dijiste que si- mi pulso aumento -te di mi saco y pedí un taxi.
Me diste la dirección de tu edificio, llegamos y bajamos- me sentía emocionado - te lleve a tu puerta, bromeamos un poco y te di un beso-

Levanto la cabeza y me miró, se estiró y me dió un beso.

Uno dulce y suave, casi como aquella noche, solo que esa vez se había muerto de pena por haber sido ella quien me había robado el beso.

-¿despues de eso que hicimos?- jugo con la manta que la cubría

-te deje en tu casa, siendo un tonto al no preguntar si te podía ver al día siguiente- la abrace

-es gracioso como no fue como en las películas- pegó su cabeza a mi pecho aún más

-¿Hablas de sexo?- y sin verla se que se ruborizó

-es un tema que he tenido en mente hace mucho- respiró hondo- hace poco tuve el periodo, no me hagas mucho caso-

-esa noche, fuiste tan natural, tan espontánea que realmente no me esperaba ese beso- sonreí -deseaba conocer el sabor de tu cuerpo pero aún me habías dejado aturdido con un beso y no quería arruinarlo, además, tu cuerpo es para ser admirado una y otra vez, no para ser solo llevado al placer de forma inmediata-

-acabas de decir que me robaste un beso- me miró -y ahora dices que fui yo quien te lo dio- sonrió

-no quería ponerte en evidencia- reí

-¿Alguna vez lo hicimos?- sus ojos de gato me veían interesados

-si- me sentía incómodo

-¿Cuántas veces?- se acomodó de forma en que quedaba entre mis piernas

-4- sentía algo en la garganta

-¿Las contabas?- sonrió

-bueno, quizá más- de pronto la sentía muy cerca de mi, provocadora

-cuentame de la primera vez- coloco sus manos en mi abdomen

-era la segunda cita, ya habías aceptado ser mi novia, después de ir al cine fuimos a tu departamento, queriamos pizza así que solo querías pasar por dinero, te dije que yo la pagaría, pero siempre te ha gustado ser independiente- no supe en que momento se acercó

Me sentía expuesto y su mirada no ayudaba

-ajam- me miró

-llegamos, me invitaste a pasar, comenzamos a hablar de películas y dijiste que podíamos mejor pedir la pizza- tragué saliva

-lamento haber sido asi- me sorprendió

-¿Porque lo dices?-

-por como hablas de mi, ya tenía experiencia, debí considerar lo que hubieses querido-

-amor no- rei bajito -nos besamos y paso, fue lindo si me lo preguntas- bese su nariz

-me gustaría decirte como me sentí en ese momento- se acurrucó

-si no te molesta- me aclare la garganta -podriamos....

-¿me estás insinuando sexo?- me miró

-no no no- dije apenado

-es una lastima- sonrió

-me refería a que podría describirte como paso, claro, si no te molesta-

-para nada- sonrió

-bueno, tu te veías hermosa, como siempre...- hice una pausa, un ruido fuera me interrumpió

-¿Pasa algo?-

-sube a la habitación- intenté apartarme de ella

-¿Algo va mal?-

-por favor, sube- la mire

Ella se levantó del sillón y camino a las escaleras, se detuvo.

Otro ruido fuera de la casa, como un estallido se escuchó.

Camine a ella sacando mi teléfono del bolsillo, presione el botón de marcación rápida, la lleve a la habitación mientras recibía indicaciones del Jared al otro lado.

Una vez que tuve el arma en mi mano, le pedí que se acostara debajo de la cama y que no hiciera ruido.

Al asomarme por una de las ventanas, ví a un hombre alto... Casi juraría que me observaba.

Su rostro apenas y se veía por el fuego.

Otro estruendo y el camino como si entrara a la casa.

-¿Ian?- susurro sollozando bajo la cama mi gatita

-tranquila amor, no hables- camine a la puerta

Quizá eran mis nervios pero escuchaba pasos de más de una persona y luego, a lo lejos como un faro de luz, las sirenas de la policía se escuchaban ya.

Y después, como si de una carrera de caballos se tratara, salieron corriendo lo que parecía ser un grupo de gente.

No estaba tan equivocado después de todo.

Mi gatita comenzó a salir de la cama pero pisadas que se dirigían hacia nosotros se oían, ella se quedó quieta con medio cuerpo fuera de la cama.

Apunte a la puerta.

Un golpe sobre esta que hizo que gatita gritara y sin temor, solté un disparo pero nada, ciertamente no había dado al blanco.

Ambos quedamos quietos.

Un instante después las luces de la patrulla penetraban la habitación.

-es la policía de Los Ángeles, vamos a entrar, más vale que tiren las armas-

-¡Oficial, estamos en la planta alta!- grite -¡Somos los huéspedes, tengo un arma que dejare en el piso!-

-¡subiremos señor!- gritaron de la planta baja

-¡abrire la puerta!-

Deje el arma en el piso y abrí la puerta tal como dije, la bala había quedado en la pared, incrustada, un escalofrío recorrió mi espalda.

Los pasos de los oficiales se escuchaban subiendo a la escalera, cuando di medio paso atrás, una hoja pegada a la puerta con un cuchillo llamó mi atención.

Tan pronto como pude jale la hoja dejando el cuchillo clavado a la puerta.

La metí a mi pantalón, ayudando a gatita a salir.

Temblaba más de lo que respiraba y tan pronto como estuvo en mis brazos lloró.

-¿Hay alguien más en casa?- pregunto el oficial al vernos

-solo nosotros-

-¿Esa es el arma?-

-así es- la abrace más fuerte

El oficial la alzó del suelo y la guardo en sus pantalones, pidió que bajaramos, nos llevarían a la estación.

Cuando subimos a la patrulla el auto de Jared llegó derrapando.

Solo alcanzó a vernos mientras nos alejabamos en la patrulla.