Me estremecí cuando sentí su aliento chocar justo en mi entrepierna y no pude evitar gemir alto cuando su lengua hizo contacto con mi piel sensible.
Mis manos se aferraron al borde de la mesa por el placer que el chico me estaba causando. Su lengua en ningún minuto se detuvo, ni siquiera cuando introdujo dos de sus dedos sin pudor alguno.
Una de mis manos se dirigió a su cabello y comenzó a jalarlo. Mis gemidos eran cada vez más altos y podía sentir que algo grande se venía.
Tanteó un poco y sentí como introducía un tercer dedo. Gemí su nombre y mi otra mano, se fue a su cabello también. Mi espalda se arqueó bruscamente cuando alcanzó el punto exacto.
El moreno aumentó su ritmo y fue mi perdición. Grité cuando el orgasmo me alcanzó y tiré más fuerte de su cabello. Sacó sus dedos de mi entrepierna y se acercó a mi de modo que ahora pudiera verlo, llevo sus dedos a su boca y los lamió.
Reí y lo empujé levemente al ver lo que hizo. Me ayudó a levantarme no sin antes arreglar mi ropa y me besó.
•Eres un asqueroso—dije separándome. El moreno solo se encogió de hombros.
Sentí aplausos y recordé que los chicos estaban ahí. Mis mejillas se encendieron por la vergüenza y escondí mi cara en el cuello de Nate.
El chico solo me abrazó mientras reía. Nos dirigió de vuelta al sillón y me sentó a su lado sin dejar de abrazarme.
—Mierda—dijo Derek—Eso fue lo más caliente que he visto en toda mi vida.
—John asintió—De todas maneras, cuando quieras algo mejor, me llamas, nena—me dijo y reí fuertemente.
—¿Seguiremos jugando?—preguntó Delany, yo asentí y Nate me miró mal.
—¿Crees que después de lo que acaba de pasar voy a dejar que le toques la polla a uno de estos idiotas?—apuntó a los chicos y yo reí—Eres mía ahora, nena.
