6. clint burton

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Canción: "Calling - Sebastian Ingrosso"

Advertencias: Ninguna

El arte era tu pasión. Acababas de mudarte con tu novio, desde hace dos años, a una nueva casa en New York. Sabías que la idea de vivir en una gran ciudad no le agradaba, pero después de lo de Sokovia, Clint había salido en todos los telediarios del mundo, y pensaste que un apartamento cerca de la torre Stark en una ciudad como Nueva York le ayudaría a pasar desapercibido, y estas cerca de los demás vengadores lo mantendría más tranquilo a la hora de una alerta. El arma de Clint era el arco, sin embargo el tuyo eran los pinceles. No como un arma de verdad, sino lo que podías crear.

El sonido de unas llaves en la puerta te puso alerta, todavía no habías terminado la sorpresa que le estabas preparando a tu novio.

-Jodie, ya estoy en casa.- La voz de Clint resonó por todo el apartamento, y corriste a donde estaba él para evitar que viese tu sorpresa. – He comprado lasaña para cenar, sé que es tu favorita.

-Gracias, amor, ve al salón y relájate.

-Quería ir a cambiarme de ropa.

-¡No! No puedes ir.

-¿Por qué? Jodie, solo me quiero poner ropa más cómoda, esta está sudada del entrenamiento. – Clint estaba yendo directo a la habitación.

-De veras Clint no puedes entrar, hay ratas. – mentir no era tu punto fuerte, y sabías que él te lo iba a notar. Ahora es cuando necesitabas que Tony llamase a Clint por una emergencia mínima, como que probase un arma nueva o algo así.

-¿Qué tontería es esa? Me estas escondiendo algo. ¿Hay alguien dentro?

-No, cómo va a haber alguien ahí.

-¿Entonces qué escondes? – Clint te cogió de la cintura y te levantó para que le dejases paso, y consiguió entrar a la habitación. – Jodie, es precioso.

Habías pintado en la pared unas flechas entrecruzadas con vuestros nombres y un arco, pero no estaba acabado.

-No quería que entrases porque esta sin acabar, si me dejas ahora un poco de tiempo lo acabo. – dijiste decepcionada. – No he sido capaz ni de darte una sorpresa.

Clint te abrazó y comenzó a repartir besos por tu cabeza.

-Así es prefecto, todo lo que tú haces es perfecto, y créeme que me has sorprendido.

Levantaste la cabeza y lo besaste. Lo que ocurrió esa noche ya es historia.

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