Aún recuerdo como con tan sólo una mirada, podían robar mi corazón y usarlo a su antojo.
Me desviví por muchos amores,
que terminaron en amontonarse como corazones rotos.
Fui la que dio, la que quitó, y a la que le arrebataron,
pero aquí sigo, viva, más fuerte que nunca,
más valiente que siempre.
Ya nadie puede robarme el corazón con una mirada,
al menos que hable por sí sola, y lo que te susurre en el alma
sea hermoso.
Mi corazón es de Dios, mío, y de mi esposo.
Tan sólo una mirada; es lo que necesitas para verte al espejo,
y amarte.
ESTÁS LEYENDO
Últimas Palabras
PoesiaTengo una promesa que cumplir Mis últimas palabras fueron esa promesa Se las dediqué a ella, que tanto me amó Ahora, la nueva versión de mi las trajo de regreso Para hacerlas realidad. Entre mis poemas tristes y versos felices, Dios está conmigo y c...