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Eran las 6 de la tarde en punto, ella sabía que su marido llegaría en 15 minutos, por lo cual le pidió a su acompañante que se retirara, no podía ser descubierta con otra persona en la cama que no fuese su esposo, y menos por él mismo.

"Toc, toc, toc". ¿Quién es? Oliver, claramente, tocando a la puerta de su habitación y entrando enseguida. ¿Quién diría que llegaría minutos antes y fuese testigo de su engaño?

Oh, oh. Aquí viene la famosa rabia incontenible de Oliver.

No dudó y se abalanzó contra el hombre en calzoncillos que se encontraba besando a su esposa.
Primer error, Oliver, ese tipo es más fornido que tú.

Empezaron los golpes, por ser el primero tomó la delantera, pero rápidamente el fortachón le fue dando una paliza.

Se separaron un momento para darse un respiro. Renata y el amante de un lado y el agitado esposo de otro. Un brillo comenzaba a emanar de su bolsillo.

Qué listo, Oliver. Tienes una pistola... Pero, lo siento. Segundo error.

Al parecer los tórtolos aún no notaban su arma, y el fortachón dio el primer paso para reanudar la lucha.

Uno, dos, tres, cuatro... tranquilo, Oliver. Que este hombre está más que muerto.

Cayó de rodillas al suelo y arrojó la pistola junto a aquel hombre. Sonrió. Venció al tipo y por fin estaba de vuelta tranquilo.

Espera, ¿y Renata? ¿No estaba hace un momento junto a su maldito amante?

Una terrible jaqueca se fue expandiendo por toda su cabeza desde su nuca, llevó sus dedos hasta el origen y sintió la calidez de un líquido brotando, pero no se detenía. Se giró y descubrió a su esposa con una daga en mano.

¿Qué acabas de hacer, Renata?

La haló fuertemente del brazo hasta hacerla caer, la tenía atrapada bajo su peso.

-Cariño, ¿te doy un consejo? La próxima vez que quieras matarme, no seas tan estúpida y entiérramelo en la yugular, es más rápido, créeme.

Le arrebató la daga y la encajó en el costado derecho de su esposa. Se escuchaban los gritos de Renata y su respiración agitada, sus lágrimas saliendo a mares. Oliver la miraba expectante su dolor, frágil y sin poder liberarse. En esos momentos le agradaba la idea de ver tan inútil a su mujer.

No te distraigas, Oliver... tercer error. Adiós.

Aún por su mal estado, la ojimiel aprovechó el trance de su marido y zafó una mano, un movimiento rápido y la boquilla de la pistola se encontraba presionada contra la frente de Oliver.

Ella tampoco dudó. Uno, dos... el cuerpo de su difunto esposo yacía a su lado.






Holi...

Esto es un recuerdo, por eso la letra diferente(?).
Espero se entendiera eso, sino perdonen ;v;

Un frío recuerdo (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora