~ Time goes by ~

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Dos años.

Nico aún recordaba todo por lo que habían pasado juntos.

Todas las veces que se habían quedado hasta madrugada a orillas de la costa de Long Island contemplando las estrellas.

Todas las veces que lo había ayudado en la enfermería, viendo la manera cariñosa en la que atendía a todos y cada uno de sus pacientes, dedicándoles su tiempo.

Todas las veces que Nico había insistido en quedarse en la cabaña de Hades, con las luces apagadas, y sin hacer nada más que abrazarse en la cama.

Todas las veces que habían hablado sobre sus respectivas familias, compartiendo secretos únicos, escondidos hasta entonces en el fondo de sus almas.

Todas las veces que habían planeado sus vidas en un futuro, juntos. Los nombres de sus hijos, el lugar donde vivirían, las mascotas que tendrían.

Todas las veces que habían ahorrado respectivamente el dinero de sus trabajos para viajar juntos a lugares apartados del resto del mundo, lugares para estar solos y desconectados de los demás: habían ido a Alaska, a Las Malvinas, Punta Cana...

Todas las veces en las que habían tenido los peores momentos incómodos al tener cenas con sus suegros.

Todos las risas, los llantos, las peleas, los arreglos, las salidas, los sonrojos, los besos, los abrazos, las caricias.

Nico recordaba todo.

Y ahí se encontraba el, el hombre de sus vida, la persona a la que más había llegado a amar jamás, a la que más había conocido, con la que había compartido todos sus secretos, sus mejores momentos, sus peores días.

Y él estaba con alguien más.

Dos años.

Ese era el tiempo que había pasado desde que habían decidido mejor terminar la relación.

Ahora Nico ya no era sólo un niño, aprendiendo sobre la vida y la personas. Ya tenía veinticinco años; podría decirse que un hombre.

Volviendo al tema de su primera relación...

Nunca quedo muy claro el porque: simplemente, un día se despertaron, y sintieron que esa conexión que los había unido por tanto tiempo, ya no estaba.

Habían terminado de una manera amistosa: un par de lagrimas, por supuesto, por todo lo que enfrían que dejar atrás. Pero con alegría, ambos sabían que estarían mejor así.

Debían seguir buscando, alguien con quien la conexión no se rompiera, que se hiciera más fuerte.

Nico aún no había encontrado a esa persona. Seguía allí, buscándola.

Al parecer, el hijo de Apolo ya la había encontrado.

Nico no pudo evitar sonreír al verlo reír y hablar animadamente con su nueva pareja; su nuevo amor. Parecía lleno de vida, lleno de emoción y aún mijos sentimientos por descubrir.

Y Nico se sentía feliz por el.

Will no parecía haberlo visto aún, quizá mejor así.

Ambos estaban por casualidad en la misma cafetería, donde Nico iba a descansar después de un largo día en la universidad.

Tomó una hoja de su libreta de escritura: no solía usarla muy seguido, pero cuando se inspiraba, no podía despegar el lápiz del papel.

Solangelo One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora