Madrugada de luna llena

118 12 6
                                    

Nunca había sido tan yo como lo soy ahora, mi espontaneidad salió a flote.
Siendo realistas nunca creí que el amor cambiara a las personas, de hecho tenía la firme idea de que la gente no cambia, y que las segundas oportunidades son una pérdida de tiempo, pero, después de un tiempo comprendí que había excepciones, darme una segunda oportunidad a mi misma era necesario.
Antes pensaba que las chicas que se sentían destrozadas después de una ruptura estaban sobreactuando; despues me di cuenta que no era así...
Sentía que mi mundo se caía en pedazos poco a poco. Es cruel darle todo tu cariño a alguien, dedicarle tanto, tantos besos, abrazos, caricias, canciones, palabras, y dar media vuelta para ver que no hay nadie alrededor, es ardor en el alma, la sensación de vacío invade tu cuerpo, y yo, en lo personal, procuré no dedicarle mas cosas a él, mucho menos mis lágrimas, aunque me fuera casi imposible reprimirlas, me perdía en mi música, en mis libros, en la soledad.
Lo triste es no poder escuchar música con tranquilidad sin que las canciones te llenen de recuerdos y dejar escapar lágrimas de furia por todo el tiempo que pasó mintiendo mientras yo daba lo mejor de mi en cada llamada, cada mensaje, cada palabra, cada abrazo... y para él, era solo un pedazo de carne en el sartén.
Me alegro de haber podido librarme de sus recuerdos, aún quedan esquinas por sacudir, pero son detalles que ni las arañas quieren tocar.

Cafeína para el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora