HALLOWEEN

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Imagen: Annie

CAPÍTULO 3

Annie me estaba esperando fuera de nuestro carruaje junto con otras dos chicas.
La primera, una chica esbelta, de cabello negro y ojos café, era Marjorie, de cuarto curso, como yo. Y la segunda era de un curso más, su nombre era Monique.
Me acerqué a ellas con pies de plomo, mientras Marjorie sonreía ampliamente y Monique se miraba las uñas con desdén. Sonreí, sabía que no era odio real, simplemente su forma de ser.

— Te estaba esperando — dijo Annie, meneando su cabellera — como ayer no tuviste sitio, quería asegurarme de que hoy comíamos juntas.

No puede ampliar mi sonrisa. Las chicas como Annie y Marjorie son la clase de personas que siempre intentan hacer a los demás sentirse mejor. Quizá por gusto o por quedar bien, pero lo hacían.

— ¡Pierre! ¡Pierre! — chilló Monique, alzando la mano y agitándola de un lado a otro.
Un grupo de chicos de último curso que caminaban delante de nosotras se giró y él que se encontraba en medio, un chico rubio y delgado comenzó a andar hacia nosotras. Era guapo de forma tradicional, como un príncipe de cuento.

— Hola, Monique. — me pareció un saludo más cordial que amistoso. Pierre sonrió hacia nosotras —Daos prisa chicas, desayunaremos juntos.

Las tres rieron mientras echaban a correr.
Annie me agarró del brazo.

— ¡Vamos Arya, no te quedes atrás! — yo respondí con una mueca mientras Annie tiraba de mi, deseando que hubiese bollos con chocolate para desayunar.

Habían cambiado la decoración del Gran Comedor. Como era Halloween, una nube de murciélagos vivos revoloteaba por el techo encantado mientras cientos de calabazas lanzaban macabras sonrisas desde cada rincón.

Anduve arrastrando los pies hasta la mesa de Ravenclaw.
Los de Beauxbatons éramos de los primeros, pues el comedor aún no se había empezado a llenar.
De las pocas personas que ocupan la sala algunas comían tostadas (lo que dejaba más bollos para mí) y absolutamente todas miran con curiosidad el Cáliz de Fuego.
Me quedé prendada, mirando las llamas con hipnotismo...

— Arya — me dijo Marjorie, provocando que desviase mi atención del Cáliz — estos son Andrew, Pierre, Noah y Tomas.

— Hola — lancé una sonrisa tímida y desvié la mirada a la puerta, por donde acababan de entrar tres personas, riendo y saltando de excitación. Su efecto era mayor que el del Cáliz.

Reconocí a dos. Uno era George, el carismático chico que me había acogido en la cena la noche anterior. A su lado se encontraba Fred, su hermano gemelo. Me acerqué un poco para oír mejor.

— ¿Listos? — les dijo Fred a los otros dos, temblando de emoción.
Me quedé en silencio, espectante, esperando a que George hablase. — Entonces, vamos. Yo voy primero...

Observé con fascinación la escena. Fred se sacó del bolsillo un pedazo de pergamino y avanzó hasta el Cáliz. Después ambos sacaron unas pequeñas botellas de cristal y dieron un trago largo.

El gemelo que había hablado — he de admitir que no sabía con seguridad si era Fred o George — dió un paso al frente y cruzó la línea de edad de Dumbledore había trazado.
Por un segundo, creí que lo había conseguido, y George ( ¿o era Fred? ) también debió de creerlo pues cruzó la línea también. Pero al momento siguiente ambos hermanos salieron disparados tres metros y cayeron con fuerza en el frío suelo de piedra, y luego sonó un especie de "plin" y a los dos les salió la misma barba larga y blanca.

Yo comencé a reír a carcajadas, al igual que él resto de personas que se encontraban allí.

— Os lo advertí. — dijo la voz profunda de alguien que parecía estar divirtiéndose, y todo el mundo se volvió para ver salir del Gran Comedor al profesor Dumbledore.
Examinó a Fred y George con los ojos brillantes
— Os sugiero que vayáis los dos a ver a la señora Pomfrey.

Y siguió riendo mientras se marchaba del Gran Comedor, acompañado de George y Fred Weasley.

— Por-fa-vor — dijo Monique, con una mirada despectiva hacia los gemelos.

Andrew, Noah y Tomas seguían riéndose a carcajadas y Pierre, que había estado llorando de tanto reír, la miró confuso.

— ¡Venga ya! ¡Es gracioso! — dije, aún riéndome, a lo que ella me respondió con una mirada de profundo odio.

Sin pensarlo dos veces me levanté del banco y me dirigí a la otra punta de la sala.

— Perdonad, ¿os importaría mucho si desayuno con vosotros? — el muchacho pelirrojo que conocí la noche anterior, Ronald, casi se atraganta con un trozo de beacon antes de decir, tan rojo como su pelo :

— Cla..cla..claro.

— No sé si me presenté ayer, soy Arya

— Tu sí, pero nosotros no — intervino un joven moreno, y con el cabello oscuro completamente desordenado. Llevaba gafas y...— yo soy Harry y esta es Hermione Granger

— Harry Potter

Patética. me dije, él ya sabe cual es su nombre.

Carraspeé mientras notaba como mis mejillas se encendían, casi podía notarlas arder.

— Ejem, encantada, Harry. Lo mismo te digo Hermione.

Esta última levantó la mirada de su libro un un instante y hizo una mueca con los labios que se asemejaba a una sonrisa.
Después se levantó rápidamente sin decir palabra alguna y la perdí de vista mientras subía por una escalinata de mármol.

— Eh, Ron — le advirtió Harry—, por ahí viene tu amiga...

Varios estudiantes de Beauxbatons estaban entrando por la puerta principal, provenientes de los terrenos del colegio. Los que estaban alrededor del cáliz de fuego se echaron atrás para dejarlos pasar, y se los comían con los ojos.
Evidentemente de quién hablaba Harry no era otra que Fleur.

Uno a uno, los alumnos de Beauxbatons fueron cruzando la raya de edad y depositando en las llamas de un blanco azulado sus pedazos de pergamino. Cada vez que caía un nombre al fuego, éste se volvía momentáneamente rojo y arrojaba chispas.

Andrew Evans, el amigo de Monique, me dedicó una sexy sonrisa mientras lo hacia.

— ¿Es tu novio? Qué guapo... — preguntó una chica de ojos oscuros y pelo negro.

— ¿Quien, Andrew? No, el es sólo un... — no, amigo no. — conocido.

Una mano me tocó el hombro y di un pequeño brinco en el asiento. Sólo era Annie.

— Nos vamos a dar un paseo por el bosque con Pierre y estos, no admito un no por respuesta.

— Annie... — comencé, pero ya había tomado esa postura de harás lo que yo diga, así que desistí.

— ¿Qué acabo de decir? Además, Andrew quiere que vengas.

Annie tiró de la capa de mi uniforme y me arrastró por todo el Comedor.

— Adiós...— logré decir apenas, mientras cogía una última tostada para el camino.

ARYA MONTGOMERY (Harry Potter) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora