Me levanté, como todos, bastante tarde el 26 de diciembre.
Entre bostezos me dirigí al cuarto de baño y me metí en la bañera.
Todo lo sucedido en la noche anterior eran recuerdos lejanos y el hambre y el sueño era lo único que parecía real.
Había llegado el momento de pensar en todos los deberes y trabajos que no había hecho durante la primera semana de vacaciones.
Pero todo eso tendría que ocurrir después de almorzar.Subí los terrenos deprisa, protegiéndome el cuerpo con la capa que Seamus me había dejado la semana anterior.
El Gran comedor apenas tenía movimiento, y grandes bostezos se colaban en las conversaciones. En la mesa de Ravenclaw se encontraba Annie con unas cuantas chicas más.Me dirigí hacia ellas arrastrando los pies. Las piernas me pesaban una barbaridad.
Me faltaban pocos metros para llegar cuando pude oír como Monique decía con voz alta y clara:-George besa genial, ¡ha sido una noche fantástica! —dijo mientras soltaba risitas tontas, que las demás seguían a coro.
Di una vuelta sobre mi misma, dispuesta a salir por la puerta, cuando un algo me lo impidió. El que faltaba.
-Perdona...- musité sin atreverme a mirarle a la cara.
- ¡Espera! Arya, te estaba buscando, tengo que enseñarte algo...- pude oír como la voz de George se perdía mientras me dirigía a la otra punta del Gran Comedor, junto Andrew y sus amigos.
Almorcé café, tostadas y jamón. Estuve bastante cómoda, la verdad, con Andrew a mi lado. Me trató como siempre lo había hecho antes de besarme. Ninguno de ellos me habló como si fuese rara y tuviesen que hacer esfuerzos para integrarme. Y ninguno de ellos parecía interesado en hablar de Monique o de lo bien que se lo había pasado con George anoche. Al menos, al principio.
- Pierre -comenzó Noah - ¿Monique te ha dado calabazas o que? - todos rieron, salvo Pierre y yo.
- Si, ya se ha cansado de ti, aunque demasiado pronto. Normalmente tardan un día o dos. - añadió Andrew. Todos rieron.
— ¡Y de la que te has librado! —dije sin poderme contener. Y todos rieron también, pero esta vez Pierre los acompañó, y yo hice lo mismo.
Pasé la mayor parte de la tarde haciendo deberes en la biblioteca, cuando dos personas se me acercaron.
- Hola guapa - dijo el primero con un gracioso exagerado tono seductor.
- Hola Fred. -respondí con el mismo tono que había empleado él antes.- Te echaba de menos-añadí, pasándome la lengua por los labios. Fred y George rieron al unísono.
-Vente con nosotros, queremos que veas algo en la Sala de Trofeos.
En Hogwarts había 142 escaleras, algunas amplias y despejadas, otras estrechas y destartaladas. Algunas llevaban a un lugar diferente los viernes. Otras tenían un escalón que desaparecía a mitad de camino y había que recordarlo para saltar. Después, había puertas que no se abrían, a menos que uno lo pidiera con amabilidad o les hiciera cosquillas en el lugar exacto, y puertas que, en realidad, no eran sino sólidas paredes que fingían ser puertas. También era muy difícil recordar dónde estaba todo, ya que parecía que las cosas cambiaban de lugar continuamente. Las personas de los retratos seguían visitándose unos a otros, y puedo jurar que las armaduras podían andar.
Pero Fred y George parecían conocerse hasta el último escondite del castillo, y me guiaron sin problemas hasta la sala de Trofeos.
-Mira- dijo George colocándome delante de una de las vitrinas. Por un momento, no entendí a que se referían, y de pronto lo vi.
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ARYA MONTGOMERY (Harry Potter)
RandomTras un duro verano debido a la muerte de su padre, Arya necesita desesperadamente buscar una salida que le ayude a escapar. ¿Qué mejor forma de hacerlo que viajar a otro país, a otro colegio, para la gran celebración del Torneo de los Tres Magos? ¿...