Capítulo 19.

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Pau.

Me encontraba con un bolso tocando la puerta del departamento de mi mejor amiga. Me aburría y no sabia que hacer, así que le caí de sorpresa.

La melena rubia abrió la puerta y dio un saltito al verme ahí.

—¿Qué hacés acá loca?.- dijo divertida.

—Nada, me aburría y quería quedarme en tu casa, ¿Puedo?

—Obvio que podés. Igualni estas vos sola eh.

—¿Quien está? ¿Alguna de las chicas?

—No exactamente.- pasé y lo vi a el. Sentado totalmente relajado, sin remera y con elephants. Estaba mirando el celular.

—¿Quien era Flori?.- levanta la vista y me ve.-Ah, hola Pau.- dijo nervioso. Me acerqué hasta el y le di un beso en el cachete.

—Que lindo tener a mis dos mejores amigos en casa.- sonrió.- Bueno, yo me voy a comrar la pizza ¿Si? Quedense ustedes.- asentimos y Flor se fue.

—Que bien jugaste hoy en combate Pau, vas a terminar siendo una de las mejores.- me dedicó una de esas sonrisas que tanto me gustaban.

—Gracias Paio. Vos también, ganaste todo boludo. Te va a ir genial.- le devolví la sonrisa.- voy al baño.

—Ojo que Flor le pasó cera al piso así que esta resbaloso.- asentí y me metí al baño que estaba atrás de Paio.

—¡Pau! Yo voy a ir poniendo la mesa.

—¡Dale!.- grité mientras me lavaba la cara y me miraba al espejo. Cerré la canilla y me peine un poco con los dedos.

Salí del baño casi corriendo para ayudar a Paio y la cera del piso hizo que perdiera la estabilidad. Ya estaba preparándome para un buen golpe en la cabeza y un probable desmayo cuando sentí que me atraparon.

—¿Estas bien?.- dijo todavía con sus manos en mi cintura y cuello.

—Perfecta.- dije y le sonreí, el sonrió conmigo y se fue acercando lentamente a mi. Sentí su perfume, ese que tanto me gustaba, que me volvía loca. Cerré mis ojos para dejarme llevar.

Hasta que el ruido de la puerta hizo que nos separemos y caigamos al piso en una posición que claramente se podría mal pensar porque yo tenía mis piernas al rededor de su cintura y estaba arriba de el mientras que sus manos seguían en mi cintura.

—Apa, me voy dos segundos y ya convierten mi casa en un telo.- río y nosotros nos levantamos sonrojados.

—Es todo tu culpa por encerar el piso Flori.- le dijo Paio.

—¡Ay! Perdón chicos.- vino y nos abrazó con la pizza en la mano

—Menos perdón y más comida, tengo hambre.- Pablo miraba deseoso la pizza. Reímos.

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Pegué un agudo grito y abrí mis ojos con desesperación. Había soñado de nuevo con él.

Flor se había ido a dormir a la pieza de al lado (claramente a propósito) y Paio y yo dormíamos en la cama marinera. Yo dormía abajo. El arriba.

Vi los pies de Paio bajar por la escalerita. Se agachó al lado mío y me miró.

—¿Qué pasó Pau?.- susurró preocupado.

Las lágrimas corrían rápidamente por toda mi cara y apuesto todo a que estaba rojisima.

—¿Te acordas de Dunga?.- su mandíbula se tensó. Asintió.

—Bueno, el día que vos y yo cortamos, me dijo que cada año por lo menos una vez me iba a venir a ver. Que siempre iba a saber donde yo estaba.- me costaba decir las palabras por el llanto.- lo cumplió. Venia a la noche y hacía cosas conmigo que es mejor no contar.- Paio suspiro, enojado, frustrado.- este año todavía no vino y... Tengo miedo Paio, tengo mucho miedo.- el solo se metió en la cama conmigo y me abrazo muy fuerte. Puse mi cabeza en su pecho y lloré, lloré mucho.

—Mientras estés conmigo, todo va a estar bien princesa.

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Ya se que me van a quemar la casa por no actualizar hace mil, es que vengo llena de cosas y no podía escribir, estaba como bloqueada.
Acá tienen el capitulo las paioedistas que para mi es muy lindo, amo como Paio siempre la contiene. Voten y comenten.

Para Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora