CAPITULO 25

341 29 1
                                    

CAPITULO 25


– ¿___? – escuche y fruncí el ceño aun con los ojos cerrados. Moví mi cara al otro lado y me mantuve boca abajo. – ¿Nena? – fruncí más él ceño y escuche una risita. – Anda despierta...

– ¿Mmm? – abrí un poco mis ojos.

– Nos hemos dormido y ya es casi de noche...– susurro.

– ¿Y qué? – dije sin abrir mis ojos, el sonido de la lluvia era tan relajante.

– ¿Y qué? – Dijo. – Bueno que

– ¿Debes irte? – dije abrí un poco mis ojos para verle. Se encontraba sentado en la cama con su pantalón puesto y me sonreí. Metí mi rostro contra las sabanas y suspire frustrada, finalmente se acabaría el momento. Me voltee y me senté de mala gana dando malos ojos, él me miraba sin expresión en su rostro.

Salí de las sabanas y me puse de pie y como niña malcriada me quite la guardacamisa de él tirándosela en un lado y caminando a mi closet en solo bragas. Estaba molesta, ya ni tenía frío sentir un calor inmenso en el cuerpo, me coloque un short y una camiseta, no me preocupe de ponerme brasier, igual ni saldría.

– ¿Qué haces? – me pregunto.

– Nada. – dije sin mirarle, fui al sofá que esta frente a la ventana y me senté, subí mis piernas haciendo que mis rodillas quedaran pegadas a mi pecho. Era una estúpida, sabía que llegaría este momento, ni siquiera tengo porque dejarme afectar. Mire a la nada, una lágrima salió y la seque rápidamente. Esto era mi propia culpa, yo sabía que el volvería a casa por Susana y eso sería todo.

– Nena...– escuche que dijo y lo vi acercarse, se colocó frente a mí y se inclinó un poco. – No me iré a ningún lado. – dijo con una pequeña sonrisa mientras me tendía su guardacamisa. Trate de ocultar una sonrisa y no emocionarme.

– ¿En serio? – dije con voz de niña mimada.

– Si princesa. – me dijo. Tome su guardacamisa y la coloque alrededor de mi cuello. – ¿Cómo crees que me voy a ir con esa lluvia? no puedo, me puedo enfermar...– dijo mirando hacia la ventana, lo mire con ganas de asesinarlo. – Mentira amor. – dijo riendo. – ¿Cómo crees que te dejare acá, eh? Si me voy te vienes conmigo y si no me quedo contigo acá sin ir a ningún lado.

– ¿No se supone que seremos amantes? – le dije sonriendo.

– ¿De verdad crees que permitiré eso? – me miro y volteó sus ojos. – Linda nunca aprendes. – rió. Le di un pequeño golpe en su hombro. – Tú te vienes conmigo. – dijo y me cargo, chillé por la sorpresa y comencé a reírme. Me coloco en la cama y él se colocó encima de mí. Sonrió, se encontraba sobre sus codos para no dejar caer todo el peso sobre mí. – Cuando regrese a casa, sin importar que, tú regresaras conmigo.

– ¿Y Susana? – dije bajando la mirada.

– No me importa que hay que ver con ella, me importas tú. – deposito un beso en mis labios, sonreí, estaba declarado que no se lo dejaría a nadie, y mucho menos a una perra loca como ella, no me importaba ahora si lo había ayudado o no, Austin... él había muerto por mi felicidad, y mi felicidad, ahora la tenía frente a mis ojos.

– Está bien...– sonreí.

– ¿Aceptas? ¿Sí? ¿Regresarás a casa conmigo? – preguntó emocionado. Asentí. – ¡SI! – gritó y reí, él metió su rostro entre mi cuello y comencé a reír como loca cuando me ocasionaba cosquillas con sus besos.

HE IS BACK Donde viven las historias. Descúbrelo ahora