Capitulo 5: El hijo del mal

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P.O.V de Levi

Tch ya es hora de empezar otro día aburrido. ¿Qué acaso no hay algo mejor que hacer, además de tener que escuchar lo que tiene que decir el pueblo? Solo recibo demasiadas quejas todos los malditos días, juro que la cabeza me va a explotar. El pueblo debería entender que solo hago estas cosas para poder sacar el país adelante, sin embargo, en la manera en como lo hago no hace feliz a nadie. Deje salir un suspiro, y me frote la cabeza con los dedos para relajarme del estrés que sentía en este momento, luego mire el mapa que estaba delante de mío, era un mapa del país, junto con los demás países vecinos: Maria, Sina y otros países que no eran del todo tan importantes. Había realizado ya varios ataques a ciertos lugares y he salido victorioso. Desde que (Nombre) volvió, demostró no solo ser una sirvienta extraordinaria, sino que también demostró ser un soldado excelente. La nombre capitana de mi ejército, es muy buena a la hora de liderar, tiene planes brillantes, es muy buena con los combates y nunca a perdido una batalla. (Nombre) vuelve a casa pronto. La envié a que realizara otro ataque en la frontera del este hace 5 días, ya debería estar de regresó.

*Toc* *Toc*

-¿Quién carajos es?- pregunté.

-Su majestad, lo necesitan en el salón del trono- escuché la voz de un sirviente.

-En seguida voy- le respondí.

Di un último sorbo de té que había preparado (Nombre) antes de irse. Solo ella sabe preparar el té apropiadamente. Tch estos sirvientes inútiles deberían aprender más de ella, a ser obedientes y seguir perfectamente bien las órdenes que se les da al pie de la letra. Después me dirigí al salón del trono, y me senté en mi silla, poco después vi a los guardias traer a Bertolt Hoover, él era un soldado que estaba por retirarse para iniciar una familia con su esposa Annie Leonhardth (Autora: A mi me gusta el Annie x Bertolt, y a usedes?), Hoover además era uno de los aldeanos que también venía a quejarse muy seguir y ya estaba pasando los limites de mi paciencia.

-¿Vienes a traerme más quejas Hoover?- pregunté irritado.

-Si su majestad, no descansaré hasta que haga algo con la crisis económica- dijo Hoover.

-¿Y cuántas putas veces te volveré a repetir qué lo hago para sacar adelanté el futuro de este país- le volví a preguntar.

-Su majestad, con todo respeto se lo digo, tiene que dejar se subir los impuestos. Hay gente que no puede comer nada con el poco salario que ganan. Los niños son forzados a trabajar y gran parte de ellos están enfermos- dijo Hoover seriamente.

-No puedo, necesito ese dinero por el bien del país- dije suspirando.

-¿Para el bien del país o para el bien tuyo?- preguntó ahora molesto. -¡Lo único que hace es pensar solamente en usted! ¡No le importa nada la situación que pasa en las afueras de este castillo! ¡Usted es una vergüenza de príncipe, desearía que los reyes Erwin y Hanji estuviesen aquí en este momento para ver los horrores que hace!-

-¡YA BASTA- le grité y me pare bruscamente del trono. -¡EL PRINICIPE AQUÍ SOY YO! ¡YO SOY EL QUE GOBIERNA ESTE PAÍS Y PUEDO HACER LO QUE QUIERA CON EL! ¡HAS COLMADO MI PACIENCIA BERTOLT HOOVER, YA NO QUIERO VOLVER A OIR TUS PATETICAS QUEJAS! ¡GUARDIAS!-

Entraron los guardias corriendo e hicieron una reverencia.

-¡DECAPITENLO AHORA MISMO- les ordené. Vi que los guardias lo agarraron fuertemente mientras que Hoover ponía resistencia, cosa que falló y fue sacado a patadas el salón. Volví a sentarme en el trono, otra vez llevé mis manos a mi cabeza y comencé a frotar nuevamente.

-Mmm, ¿su majestad?- escuché que alguien me llamaba.

-¡¿AHORA QUÉ?!- le grité sin mirar a quién sea que me dirigía la palabra.

El Principe del Mal (Levi x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora