Capítulo 9.

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Me pasé las manos por la cara repetidas veces. Dios, que exasperación. Y papá que decía que este era un pueblo tranquilo. De conocer no conocía a nadie. Tres semanas aquí. Tres semanas y ya besaba a un chico borracha, escuchaba conversaciones ajenas y le mentía a mi padre Definitivamente extraño New York.

Fui hasta la barra y me encontré al barman que me había servido aquella bebida mágica. Sí, eso era lo que necesitaba.

-Hum.. oye.-Dije y este me miro.-¿Me puedes dar un poco de la bebida que probé la primera vez? Aquella de color rosado.

El me miró y largó una carcajada.

-Está bien.-dijo y se marchó.

Llegó unos minutos después con una botella y una copa. Me sirvió y me la tendió. Acepté bebiendomela de un solo trago.

-Oye.. ¿Te gusta?-Preguntó dudoso.

-Claro que sí. ¿Es qué no la has probado?

-No puedo hacerlo.

-¡Claro que sí!-Dije y le tendí la copa.-Vamos, bebe. No es feo, lo prometo.-lo animé.

-No puedo, de verdad me gustaría pero no puedo.

-Humm.. que remedio.-Dije suspirando.-Dame un poco más, por favor.

Esté me recibió la copa y volcó de aquel exquisito líquido rosado en ella. Me relamí los labios gustosa.

-¿Con qué hacen esta maravillosa bebida?-Pregunté mientras le volvía a tender la copa para que me sirviera.

Este me la devolvió llena haciendo un gesto raro.

-No te lo puedo decir. Ya sabes.. secreto de barman.

Lo observe tan cautelosamente como mi borrachera me lo permitía y pude ver bien sus ojos; Era asiático. Eran largos y pequeños, con espezas pestañas negras, al igual que su cabello y sus cejas.

-Oh..-Dije apenada. -Sí no puedo saber de que se hace al menos puedo disfrutarla. Dime ¿Por qué estás aquí?

-Trabajo aquí. -Dijo obvio.

-No.. me refiero a Suffering Hills. ¿Qué haces aquí?

-Oh, descubriste mis raíces.-Dijo con una sonrisa.

Nunca había visto un asiático tan lindo. En sus mejillas se marcaban dos hoyuelos realmente adorables.Después de unas cuatro copas más-que con las que ya habia tomado serían como nueve- el chico tomo mi copa y la tiro al suelo, haciéndola añicos.

-¿Q-qué?-Dije arrastrando las palabras.

-Creo que es suficiente.-Dijo serio. -Además estas olvidando algo.

¿Yo? Yo no recuerdo nada que haya olvidad... Newt.

-¡Mierda!-Dije levantándome. Una puntada se hizo presente en mi cabeza.-Ouch. Gracias.. por todo.

Salí corriendo de allí en busca de Chad. ¡Demonios! ¿Cómo pude haberlo olvidado? En el camino me choque con un par de personas que me miraron mal. Murmuré algunas diculpas en vano, que les den. Lo divise a lo lejos, estaba sentado en un sillón beige con una chica. Me acerqué a paso lento y cuando me vio se la sacó de encima y se reincorporó. Carraspeo y la chica se fue de allí cabizbaja. Mierda, no tendría que haber venido. Maldito.. cuando estaba por insultar al barman me dí cuenta de que no le había preguntado el nombre. Tosí incómoda, sintiendo su mirada sobre mí. Ninguno de los dos pronunció palabra y mis tacones se volvieron interesantes por arte de magia.

-Uhm..-Decidí hablar-Yo.. lo siento por lo ocurrido.

-Le partire la cara a ese idiota. Sí te molesta Mia... no dudes en decírmelo.

-Yo... apenas lo conozco pero no se repetirá de nuevo, lo prometo.

Nos sumimos en un silencio incómodo. Podía escuchar la música de fondo y por el rabillo del ojo ver como los adolescentes alborotado bailaban y cantaban al son de la canción. Sentía que el tiempo pesaba, hasta que por fin uno decidió decir algo. Pero no fue ni Chad ni yo. Era Aaron. Su presencia se imponía entre nosotros. Me sacaba más de cabeza y media, tenía una fragancia varonil pero al mismo tiempo suave. Tenía una camiseta blanca ceñida, y puedo decir que sus bíceps no estan nada mal. A decir verdad están más que bien.

-¿Qué haces con Mia aquí?-Preguntó brusco.

-Oh, venimos para ver una película. -Contestó sarcástico y de mala gana.

-Sabes que no puedes. Si él se enterara de esto te mataría. Nos dejo bien en claro que no podemos acercarnos a ella.-Le respondió iracundo.

-¿Quién lo mataría, y quién no les permite acercarse a mí? -Pregunté confundida.

intercambiaron miradas nerviosos y yo los miré esperando respuesta que estaba tardando en llegar. Podía sentir la música electrónica sumamente irritante que me ponía automaticamente de mal humor.

-¿Y? -Dije precionandolos al no obtener respuesta.

-Ya sabes.. tu hermano suele ser muy sobreprotector a veces.-Dijo Chad rascándose la nuca.

-Oh..-Dije sorprendida.-Es que no sabe que yo ya lo sé todo..

-¿Qué sabes?-Preguntó Aaron poniéndose pálido de repente.

-Todo.-Dije furiosa.- Sé todo. Y le contaré a Dylan.

-Él ya lo sabe.-Se adelantó a decir Newt. Aaron lo codeó visiblemente molesto.

-Oh, ¿Sí?-Pregunté entre sorprendida y desilusionada.-¿Entonces por qué sigue haciéndose el mayor?

-¿Qué?-Preguntaron al unísono.

-¡Yo soy la mayor!-Dije exasperada-Nací primero. Yo soy la hermana mayor, no él.

Aaron pareció relajarse. Sus postura y mandíbula tensa se esfumó. La música por suerte había cambiado, haciendo que yo también me relajara.
Suspire. Tenía ganas de ir a casa, las fiestas no eran ni serán lo mío. Quiero estar en casa tomando un café, comiendo un rico postre y leyendo un libro o viendo una película, pero no estar en medio de adolescentes transpirados, agitados y borrachos moviéndose como locos. El estilo de música que pasaban definitivamente no era el mío. Traté de hacer que los engranajes de mi cabeza pararan. Me la tome con las manos y masajee las sienes. No debería haber venido.

-Lo siento, chicos.-Dije alzando la vista hacia ellos.-Me voy.

-¡Espera!-Newt me agarró del brazo-Yo te llevaré.

-No.-Respondí decidida.-No quiero más problemas.. yo me iré por mi cuenta. Estaré bien.

Me solté de su agarre y me dí la vuelta. Me hice paso con dificultad en medio de los estudiantes y logré salir de la estúpida fiesta. Mierda. Adentro, con los demás cuerpos en movimiento hacía calor. Pero aquí afuera el viento azotaba en mis piernas desnudas. Me abracé en busca de algo de calor que no logré obtener. Caminé por la acera, sintiendo mis pies doler. Demonios, sí que dolían. Me quité los tacones y pensé lo genial que eramos las mujeres por soportar todo esto con una sonrisa en el rostro. Mis pies desnudos impactaron con el frío de la acera haciendo que se doblaran. Respiraba y podía ver el humo salir de mi boca. Caminé por veinte minutos y me pregunté porqué había sido tan estúpida al no dejar que Chad me llevara. Después de quince minutos más pude ver mi casa a lo lejos. Giré la manija con cuidado de no hacer ruido y me adentre a la casa que lucía extrañamente a oscuras. Cerré la puerta y antes de poder dar un solo paso más me lleve las manos al pecho. En el sofá estaba mi padre al lado de una lámpara prendida que lo hacía lucir macabro.

-Buenas noches, Mía.-Dijo mi padre.

Y hasta aquí baby's. Se qué hace mucho no actualizo pero ya saben, estoy muy ocupada :(
Ahora en menos de dos semanas comenzaré las vacaciones. ¡Yupiii! Y podré subir mucho más seguido ¡Doble Yupiii! Gracias por leer, y por entender.
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-Miss D Darkness.

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