Capítulo 1

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Una torrencial lluvia caía ferozmente mientras ráfagas de viento golpeaban violentamente contra todo a su paso.

—¡Rápido, no deben dejar que escapé! —gritó un hombre mientras dirigía a un grupo de personas que en medio de aquel clima trataban de capturar una criatura alada.

—¡Señor lo veo está al frente! —exclamó uno de los que lo acompañaban, la persecución siguió hasta ingresar en un denso bosque que brevemente era iluminado por rayos.

Su cuerpo podía recibir ataques o ser arañado por cada rama en su camino más la criatura no se detenía, al pasar junto a la ladera de una montaña uno de sus perseguidores fallo en darle, pero al darle a un conjunto de piedras estas cayeron sobre quien perseguían haciéndolo caer, ante la caída dudaron que sobreviviera por lo cual se retiraron.

Al pie de la montaña aquella criatura se encontraba desplomado sobre un charco y con una de sus alas atrapada bajo una gran piedra que le impedía moverse. A escasos metros del lugar una joven de 15 años se encontraba buscando el lugar donde había habido un derrumbe, sorprendiéndose de encontrarse con algo fuera de lo común y al aproximarse a aquella criatura esta comenzó a moverse de forma violenta.

—¡Tranquilo amiguito, no voy a hacerte daño! —exclamó la chica observando como la criatura frente a ella pese a que su ala estaba atrapada, trataba de liberarse, dañándose aún más—. ¡Te quitare esa piedra, aguanta un poco! —dijo mientras se aproximaba a la roca que comenzó a empujar, consiguiendo liberarlo tras algo de esfuerzo. Al sentir su ala libre la criatura trato de volar, pero al instante en que quiso elevarse sintió una gran punzada recorrerle el ala izquierda haciéndolo caer violentamente contra el suelo.

—Tranquilo, estas herido —le dijo la chica rodeando la cabeza de la criatura con sus manos—. Necesitas descansar, mi casa queda cerca de aquí, así que si deseas puedes venir conmigo.

—¿Por... por qué me ayudas? —preguntó la criatura pese a creer que la chica solo escucharía algo parecido a un relincho.

—¿Ah, sabes hablar? —inquirió sorprendida la joven, aunque se sentía un poco tonta después de todo en Gedonelune hasta las plantas podían llegar a hablar.

—No has... respondido a mi pregunta —replicó la criatura con cierta debilidad en su voz.

—¿Acaso debe haber razón para ayudar? —preguntó con una sonrisa en su rostro—. Deseo ayudarte por el simple hecho de hacerlo.

Sorprendido y con ayuda de la chica la criatura comenzó, aunque con dificultad, a caminar hacia el hogar de su rescatista, la lluvia al haber humedecido tanto la tierra le complicada el andar además de que sus heridas no le eran de gran ayuda, pasado un rato consiguieron llegar hasta una pequeña cabaña situada a las afueras de un pequeño pueblo.

—Recuéstate aquí —le índico la chica una vez estuvieron dentro de lo que parecía ser un pequeño granero—. Iré a buscar algo para tratar tus heridas.

La criatura obedeció y se acomodó sobre una pequeña pila de paja, al instante regreso su salvadora con un botiquín comenzando a curarlo—. ¿Cómo te hiciste tantas heridas? —interrogó la chica impresionada.

La criatura no respondió, simplemente miró la lluvia caer a través de la ventana.

—Sabes, es la primera vez que veo una criatura como tú, ¿Eres un nuevo tipo de caballo?

—Pegaso —mencionó la criatura frente a ella—. Soy un pegaso.

Al oír esto los ojos de la chica se abrieron como platos—. ¿No se supone que se habían extinguido? —cuestiono confundida.

El pegaso asintió—. Yo soy el último que queda —al momento de sentir que la chica frente a él finalizaba la curación quiso levantarse, más sus patas temblorosas no pudieron con su peso volviendo a recostarse.

—Tranquilo, como sigas haciendo eso te abrirás más las heridas —comentó la chica.

El pegaso la miró confundido—. ¿Por qué no has usado magia para curar mis heridas?

La chica miró melancólica el suelo—. Aunque Gedonelune es tierra de la magia yo... yo no puedo usarla.

—¿Cómo te llamas?

—¿Eh?... me llamo Kaire —respondió la joven mientras cubría al pegaso con una manta, cuando se acomodó a su diestra él poso su cabeza sobre las piernas de Kaire haciéndola dar un pequeño brinquito por lo repentino que había sido.

—Gracias... por ayudarme —agradeció sintiendo pesados sus ojos los cuales luego de unos instantes se cerraron cayendo dormido solo pudiendo decir una última cosa—. Roku...rota.

—Rokurota —repitió Kaire comprendiendo que ese era el nombre del pegaso que había rescatado, sintió como si ya lo hubiera visto en algún otro sitio más no lograba recordar.

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Hasta aquí llega este cap, espero les haya gustado.

Para ser el primer cap estuvo algo movidito XD

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Nos escribimos y nos leemos en el próximo capítulo.

¡SAYONARA!

¡SAYONARA!

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