Capítulo 4

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—re... ire... Kaire... ¡KAIRE! —exclamó Rokurota haciendo que su compañera se levantara de golpe provocando que fuera lanzado hacia el sillón de enfrente—. Sí que tienes el sueño pesado —comentó sobándose su cabeza.

Kaire tomó a su pequeño compañero entre sus manos y lo sentó junto a ella—. Perdona, creo que estaba cansada.

—Caminaste mucho, es normal —Rokurota miró por la ventana antes de volver a dirigirse a Kaire—. Ya vamos a llegar a la 3ra estación, supongo que podremos hacerle una visita al pueblo de Ausvald.

—¿Ausvald? —repitió Kaire algo confundida.

—Ausvald es una de las ciudades más grandes de Gedonelune, algunos suelen venir a vacacionar, otros a pasear e incluso hay quienes se mudan —Kaire al escuchar tal información se sintió ansiosa por llegar pronto.

Pasado un rato por fin arribaron a Ausvald, al bajar del tren y salir de la estación Kaire no pudo evitar sentirse atrapada por lo enorme que era la ciudad—. ¿Esta es Ausvald? —preguntó sorprendida.

—Si —afirmo Rokurota—. Este sitio siempre tiene tabernas abiertas así que no te preocupes, podemos ir a explorar.

Kaire sin perder tiempo se dirigió hacia una calle repleta de puestos, todo cuanto veía le llamaba la atención—. Me gustaría poder comprarme algo —dijo sintiéndose algo triste por no llevar dinero

—Puedes —Kaire miró confusa a Rokurota—. Veamos, al parecer Ausvald se maneja con Kowloon, Mistlekki tiene la misma moneda —Rokurota en cierto momento bajo un poco su voz, al finalizar de pensar hizo brillar el cristal de su frente creando un monedero—. Aquí tienes.

—¿Qué?

—Es una pequeña paga por liberar a tu pueblo de una amenaza, luego te explico cómo funciona esto, ¿Por qué no nos divertimos un poco primero?

Kaire no preguntó nada más y comenzó a recorrer el lugar, mientras avanzaba le resultaba increíble como las personas iban acompañadas por sus familiares—. Así que varios en Gedonelune tienen familiares.

—Los familiares somos criaturas que podemos elegir servir a los humanos, en algunas ocasiones los familiares son traspasados entre las familias, otros son cazados y forzados a formar contratos y por último estamos los que al igual que nosotros por causas del destino se enlazan a un humano.

—Realmente Gedonelune parece un mundo más grande y misterioso de lo que el pueblo solía contar —comentó Kaire impresionada.

—¿Nunca has salido de tu pueblo? —preguntó Rokurota que se encontraba sentado en el hombro izquierdo de Kaire.

—No, a decir verdad, yo no recuerdo si alguna vez tuve familia, según el sabio un día simplemente aparecí a las afueras del pueblo herida —contesto con una sonrisa en sus labios.

Rokurota permaneció en silencio unos instantes, repentinamente chocaron con unos chicos—. Lo siento... —se disculpó Kaire, al elevar su mirada se topó con dos rostros totalmente idénticos—. ¿Eh?

—Hola linda, ¿Estás perdida? —le preguntó uno de los chicos con sonrisa pícara.

—Genial, tenías que toparte con un playboy —musito Rokurota levemente fastidiado.

—¿Aasad que haces? —preguntó el segundo chico que al asomar su cabeza vio a Kaire—. ¿Es amiga tuya?

—¿Cómo crees que una plana seria mi amiga? —inquirió Aasad casi ofendido.

—¡PLANA! —preguntó Kaire molesta, Rokurota ante la reacción de Kaire simplemente se aferró a la ropa de su compañera quien le dio un puñetazo en la cara a Aasad—. ¡Cómo puedes ser grosero con alguien a quien acabas de conocer!

GEDONELUNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora