Capítulo 4

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Escuchaba The Eagles cuando el semáforo se puso en verde, puse primera y salir en dirección la quinta avenida, esto para ser un pueblo es bastante grandecito, lo que predomina son arbustos y un verde tan intenso como su mirada... Esa mirada...

-Para- Grité y le di un porrazo al volante- No sigas de esa manera o acabarás rota como tu madre- puse el coche de nuevo en marcha al oír un bocinazo detrás de mi.

- Que te calles energúmeno! No ves que estoy en una crisis emocional!- le grité al joven que aparcó el coche al lado mia, bajó la ventana, y con una sonrisa ladina, me dijo:

-Yo no tengo la culpa de que tu estrés post regla te haga cometer locuras!- y arrancó dejando las marcas de las ruedas.

Pero ni su numerito de chico autoritario me hizo olvidar esa sonrisa, la había visto en alguna parte, esa sonrisa de chico seguro, varonil y salvaje.

- Muy curioso- Susurré.

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Llegué a la casa de James con un cabreo irracional, esa tia era gilipollas.

Aparque el coche bajo el pino que estaba más proximo a su casa, y cogiendo la chaqueta del asiento trasero, salí y me dirigí a la vieja casa de mi amigo.

Entré y vi que estaba tirado en el sofá con una cerveza en las manos, mirando hacia la nada... Ese tío estaba muy raro hace ya mucho tiempo... Toda la manada lo había notado, pero el decía estar bien, que le dejáramos en paz, pero el muy cabron no me engañaba.

- No hay comida en esta casa o que?- Grité pegando un puño a la mesa del comedor, que se tabanleo por mi fuerza adquirida hace unos 5 años al convertirme en Licantropo.

-Que te den Tyler, si tienes hambre te haces tu solito la comida, que pareces que tienes 4 años.- Se plantó en frente mia, y me dio un tortazo en la cara, y yo le di un puñetazo en la barriga; Nada de otro mundo, saludo normal entre nosotros.

- Tio, vengo super tenso, una tía se paró en medio del tráfico pegando voces hecha una loca, y cuando le pego un bocinazo se exalta diciendo que no la comprendo- El me mira, sonríe de lado y me guiña un ojo.

- Y estaba buena? - preguntó con sorna.

- Sólo le vi la cara canalla, pero tenía unos ojos negros, que parecian tener una profundidad enorme, y unos labios gruesos y perfilados, tenía una cara muy bonita, pero era una loca descontrolada, tenías que verla y...- el me miró pálido y susurró- Mis ojos, no puede ser... ella... ella... Mis labios...- Susurró embobado y creó haber escuchado un Carolina antes de que el cerrara la puerta de su cuarto y se evadiera.

Luna LlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora