Reina el esplendor. El rocío se evapora y el agraciado valle habita en lo fecundo. Los cantos se unen al viento y la alegría inunda la frialdad del sufrimiento.
Pero el tiempo aborrece la demora y maldice la eternidad.
El día ha volado. La claridad se adormece y la respiración se ahoga en el terror. Los árboles abandonan la danza, las aguas agonizan en la calma y ríen las sombras con vigor. La vida se esconde amedrentada, muere la belleza y surge la deformidad.
La hermosura regirá de nuevo en la mañana y la música conquistará a la atrocidad. No, no torturarás mi desconsuelo, pues sé que es falsa tu vitalidad. Las estrellas invaden la oscuridad, pero ¿tú? Tú huyes de la muerte.
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El eterno efímero
PoesíaTres poesías sobre una perspectiva de la vida y la muerte en su presencia donde la nada y el todo quizá no son distintos. #ConcursoOreo