Capítulo 2. Injusticia

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Nunca me sentí y estoy segura que jamás fui del tipo de chicas que se preocupan por asistir a la mayor cantidad de fiestas posibles, no me importa el precio del vestido o maquillaje, siempre y cuando a mí me guste y me sienta bien conmigo. 

Nunca había discutido con mi madre para obtener un permiso, por el contrario, discutía porque ella quería que yo fuera a una fiesta y yo no quería.

Me gusta pensar que soy sociable, la verdad es que me encantan las fiestas. Pero odio tener que arreglarme tanto, mi madre no me hubiera dejado jamás salir como yo quisiera a una reunión. ¿Qué podía esperar? En su adolescencia, mamá fue la 《popular rompe corazones a la moda》 y yo solo era… yo. 

Para suerte o desgracia mía, no me invitaban a muchas fiestas y eso… me ofendía. Pero cuando me invitaban… no iba siempre.

Sin embargo…

—Joyce, si no vas, te mato. En serio —Carol me entregó la invitación a su cumpleaños número dieciséis.

—¿Cuándo es? —pregunté mientras mascaba un trozo de chocolate. No era hora del descanso, pero tenía hambre.

—Este sábado, Joy  —me sonrió ampliamente mientras yo revisaba la tarjeta—. ¡Más te vale asistir! Irán chicos muy guapos, a lo mejor uno se parece a Harry Styles.

Reí—. Imposible.

—¡Ay! Niña pesimista. De todas formas, vas o vas.

—Está bien, está bien. Iré, no faltaría a tu cumpleaños.

—¿Te ayudo a elegir tu vestido? —me hizo ojitos.

—A pesar de que confío plenamente en tu sentido de la moda, creo que mi mamá me dará algo de casa o me hará el vestido.

—Es verdad, olvidé que tu mami cose muy bien. Bueno, con tal que vayas… —un chico pasó detrás de ella y la empujó levemente.

—Disculpa —dijo rápidamente y caminó presuroso al final del aula.

—Idiota —murmuré una vez que supe que no me oiría.

—¿Por qué no le hablas, Joy?

—Porque es un idiota.

—Pero te gustaba, mujer.

—¡Sí! Me gustaba —guardé la invitación en mi mochila de al lado—. Ese estúpido rizado dijo no recordarme en la primaria, pues yo no lo recordaré por el resto de mi vida —Carol rió.

—¡Pero qué directa! Su rizado es lindo.

—No —esbocé una mueca—. Su rizado es horrible, el rizado de Harry: ese es lindo —le guiñé un ojo.

—Chicas, no es por nada pero la profesora llegó, siéntense —Margaret susurró en el oído de Carol y de inmediato volvimos a nuestros lugares.El aula entera se silenció.

Llegada la hora del receso, noté que Beth aún no volvía del baño al aula. Me entristecí, los chicos habían sido muy crueles con ella. Defectos de la timidez e inseguridad…

—¿Vamos, Joy? —Margaret tenía una manzana, un paquetito de galletas, una mandarina, un par de pequeños duraznos y su monedero en el brazo.

—Claro, espérenme abajo. Iré al baño.

—Ok, ¿vamos, China?

—¡No! ¡La china desgraciada me va a acompañar a mí! —intervino la próxima cumpleañera.

—Desgraciada tú, Caro —entonces rieron las tres.

Siempre era la historia de nunca acabar, Mayumi era la que seguía en casi todo a Caro. Mejores amigas. Y yo me quedaba con Margaret, mis mejores amigas en el mundo de la secundaria.

¿Cuánto tiempo es «Para siempre»?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora