Después de haber comprado cantidades ingestas de comida, ropa y otros útiles necesarios; los dos volvieron cargados de bolsas a su casa provisional. Siempre procurando pasar desapercibidos.
Sophie se hacia pasar por la pareja de James, alejando las sospechas de que algo raro ocurría con ellos. Sin embargo, nadie pareció notar la incomodidad que le producía esa situación a James. Casi no recordaba lo que era la compañía femenina.
Cambiando algo de tema, James no sabía que pensar a cerca de que Sophie robara dinero de un cajero público. Por una parte pensaba que una niña como ella no debía cometer tales actos; pero, por otra parte, le era indiferente. No le hacia daño a nadie y el banco podría arreglarselas. Si pudo estafar a sus clientes, como cualquier banco, también podría apañarse con un simple robo.
Sin embargo Sophie no pensaba en eso, su mente estaba divagando otros temas. Por ejemplo, pensaba que deberían hacer ellos ahora. Podrían sobrevivir como mínimo un mes con todos los productos que habían traído, pero no sabía con exactitud que hacer. Sophie no tenía claras las intenciones de James, ella no sabía con seguridad que tenia planeado hacer el resto de su vida. ¿Buscaría algún tipo de venganza al igual que ella? ¿Tal vez un viejo conocido al que volver a ver? ¿Vivir una vida normal? ¿Buscar un trabajo, comprar una casa e irse a vivir lejos una vida pacífica sin su pasado? Habían tantas posibilidades reflejadas en su mente, que un creciente dolor de cabeza interrumpió sus pensamientos. Frotó sus sienes soltando un suspiro de frustración.
Ella tenía grabada en su interior la palabra venganza, y la iba a llevar a cabo.
Un incomodo silencio se formó a su alrededor. Los dos estaban sentados en el viejo y polvoriento sofá, sin formular palabra alguna. Pero, pronto fue interrumpido por la pregunta que tanto temía Sophie.
"¿Qué haremos ahora?" Preguntó ella.
Él no respondió. Sophie ya había notado que James era muy poco hablador, pero esperaba una mínima respuesta de su parte. Casi se podía escuchar el latir de sus corazones en el sepulcral silencio.
"No se." Sophie sonrió. Dos simples palabras habían conseguido alegrarle el día. No por su significado, sino por haberlas oído. Para ella era importante la comunicación entre las personas, ya había pasado malos tragos por culpa de eso y no quería arriesgarse.
"Si quieres te puedo enseñar un turco de magia." Una infantil sonrisa se formó en sus labios y sus verdes orbes se iluminaron con cierta ilusión, haciendola parecer una niña pequeña, tierna e inocente ante los ojos de James. El asintió sin mucho interés en el truco, probablemente seria algo simple y sencillo sin mucho misterio. Sacar conejos de chisteras etc."¡Bien!" Susurró entusiasmada. Se levantó del sofá, sentándose encima de la mesita del comedor en frente suyo. "Vale, yo creo que vamos a necesitar una baraja." Se quitó el sombrero mostrándole el vacío interior. Lo dejó sobre su regazo y le mostró sus manos, también vacías. Hizo el gesto de coger una carta en el aire, haciéndola aparecer en su mano. Siguió así unos segundos haciendo aparecer más de la mitad de la baraja. Volvió a mostrarle sus manos, y las juntó de una fuerte palmada. Al separarlas, había aparecido el resto de la baraja.
A estas alturas James ya estaba bastante impresionado. En ningún momento esperó ver aquello, pero lo que le esperaba al quedarse al lado de aquella joven era mucho mejor. El gran final todavía no había llegado.
Él había visto con sus propios ojos como metía las cartas en su sombrero. Pero, al darle la vuelta nada cayó. Volvió a mostrar sus manos, y después de toser un par de veces, literalmente escupió la baraja.
"¡Tachan!" Sonrió victoriosa por haber dejado al hombre impresionado.
"¿Cómo lo has hecho?" Logró decir después de unos segundos de parálisis. Sophie ensanchó su sonrisa, colocando su sombrero en su lugar y levantando el dedo índice mientras negaba con desaprobación.
"Un buen mago nunca revela sus trucos." Él iba a reprochar, pero unos toques en la puerta les interrumpieron a los dos. Se miraron mutuamente con preocupación, borrando cualquier signo de diversión de sus rostros. "Escondete, yo voy a abrir." James ladeó la cabeza, poco convencido de u plan. "No te preocupes, se defenderme." Le guiñó un ojo y lo empujó lejos. Los golpes se hicieron más insistentes. "¡Ya va!" Gritó corriendo hacia la puerta. Tomó el manillar y, durante unas milésimas de segundo, dudó de que fuera buena idea, pero inmediatamente olvidó sus inseguridades dibujando una enorme sonrisa arrogante.
Al otro lado de la puerta había una señora rubia de unos cincuenta años sonriendo con amabilidad.
"¿Eres la nueva vecina?" Sophie asintió feliz. ¡Por suerte no era alguien de SHIELD, y la señora no tenía malas intenciones! "Soy Martha, vivo al lado. No quiero molestar, pero me habían dicho que alguien se había mudado aquí y quería pasarme a saludar." La mujer recorrió el interior del viejo departamento con la mirada, buscando cajas de mudanza. Frunció el ceño al no encontrar ninguna. Abrió la boca, dispuesta a preguntarle al respecto, pero Sophie habló primero.
"De hecho, tienes razón. Molestas, adiós. "Dicho esto, le cerró la puerta en las narices. Nunca se sabe, además esa mujer parecía una cotilla fisgoneando descaradamente en su casa. "Las viejas de hoy en día no tienen mejores cosas que hacer, que triste es la tercera edad." Suspiró, para luego soltar una risa. "Tú debes saberlo bien, ¿no anciano? Noventa y nueve tacos ya." Dijo alzando la voz, para que él le escuchara. James no salió de su escondite, ocultando junto a él una pequeña sonrisa ante sus sarcásticas palabras.
¿De dónde había salido ese calor inundando su pecho?
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Illusionist ||Bucky Barnes|| [HIATUS]
أدب الهواة«Fíjense bien, porque cuanto más cerca esté, menos verán en realidad.»