Para nuestra mala suerte el camino a la oficina es demasiado corto, el director camina a paso apresurado y alcanzo a notar que se encuentra algo nervioso, aunque logra disimular muy bien, pasamos un pasillo tras otro, no hay escapatoria alguna para nuestro trágico destino, me rio internamente y contemplo el camino, los chicos que se encuentran fuera de sus clases nos miran curiosos, en cambio, los maestros nos ven de manera burlona, creo que nunca les he logrado agradar a ninguno en mi corta vida.
Después de unos cortos minutos llegamos a la parte más desolada del lugar, antes de llegar a la puerta del despacho se encuentra la secretaria sentada en su escritorio, revisa, concentrada, unos papeles, tanto que al momento de pasar a su lado no nota nuestra presencia, ni siquiera nota que pasamos a un costado.
El hombre habré la puerta con cuidado se detiene en el marco de esta y nos invita con un ademán a pasar de primeras, la estancia es amplia, con paredes pulcras de tonos grises y blancos, estas se encuentran adornadas con cuadros de personas importantes para la escuela, viejos maestros con grandes reconocimientos o estudiantes que han hecho historia, el piso es de madera y en todo el centro se encuentra el escritorio del director, frente a este generalmente hay dos sillas y a un lado hay un sofá con una mesa baja, bastante bonita a decir verdad, todo siempre está pulcramente organizado en el gran escritorio.
Me percato en un pequeño detalle que he pasado por alto todo este tiempo, y es que en una de las estanterías hay una foto mía, de mi anuario, y tras esta hay una de Alex, sonrió levemente, el viejo puede llegar a ser muy sentimental, paso mi mirada sobre toda la estancia y frunzo levemente el ceño sorprendido.
Lo que me sorprende al entrar es que las dos sillas que deberían estar situadas al frente del gran escritorio fueron movidas hacia donde está la pequeña mesa, quedando frente al sofá, y estas sillas están ocupadas por un hombre de edad de cabello no tan canoso, más bien era de un castaño oscuro con una que otra cana, tez blanca y ojos verdes, uno muy profundo, y a su lado se encuentra un joven muy parecido a él, la similitud de sus facciones revelaban claramente que se trataba de padre e hijo, el hombre no rebasaba los 40 años y el joven se notaba de nuestra edad, a mi parecer no pasaba de los 18 años de edad, él tiene el cabello un poco más claro que el de su padre, su rostro es de color claro y tiene delicadas pecas esparcidas por todo este, su sonrisa es perfecta y su mirada seductora podría derretir a cualquiera, desborda confianza.
A penas ponemos un pie adentro el director cierra la puerta y las dos personas que se encuentran en el despacho se levantan, mirándonos atentamente, el chico tiene casi la misma estatura de Alex, es bastante extraño, el chico me causa cierta curiosidad, pero a la vez me genera la desconfianza que siento al ver cualquier extraño, en cambio, el hombre es un poco más bajo y despide un aura un poco más monótona, no me genera nada, ni curiosidad ni desconfianza alguna, el director se pasea por la habitación y se acomoda en su escritorio, los dos hombres nos miran y sonríen, el chico me mira con curiosidad.
- Bien chicos, estos caballeros son Gregore - señala al hombre y este se acerca para darnos la mano a cada uno - y su hijo Aaron - añade y esta vez es el chico el que se acerca a nosotros, a Alex le da un apretón de mano y a mí me deja un sube beso plantado en la mejilla y vuelve a su lugar junto a su padre - ellos vienen de parte de la escuela Riverbank High en New, York - explica el director ante nuestras miradas confundidas, recuerdo de algún lado haber escuchado dicho lugar, pero en estos momentos mi memoria es como la de Dori en la película buscando a Nemo.
- Es un gusto conocerlos - esta vez habla Gregore después de un largo silencio bastante incómodo, en donde me perdí en mis pensamientos, el hombre nos hace ademán de que nos sentemos en el sofá, lo cual realizamos sin hacer ningún tipo de objeción, el chico no despega su verde mirada de mí y eso me está empezando a causar molestia, su mirada es penetrante y algo divertida, en respuesta me limito a verle directamente a los ojos de manera agresiva, detesto que me vean así, como si fuera la burla de él o una maldita rata de laboratorio.

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Mi vida, mi problema
Novela JuvenilAlice deberá descubrir algo que siempre se le ha negado desde que nació, el amor, un sendero lleno de misterio y emociones, nunca se sabe cual será el destino al que guíe este camino, Alice lo deberá hacer por su cuenta, acompañala en este misterios...