100 Cosas por Hacer antes de Morir

2. Acampar en una montaña.

Estado: inconcluso.

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He acampado en sitios seguros y en playas -aunque este último lugar definitivamente lo odié-, pero mi sueño siempre ha sido hacerlo en una montaña porque suena más a "aventura", ¿No?

En mi país actualmente es un poco difícil hacerlo puesto que, como sabrán, los índices de inseguridad en Venezuela sobrepasan los límites imaginados por el hombre -y quien sabe, capaz por los ovnis-. Sin embargo, hay ciertos sitios en donde todavía puede hacerse, y lo sé porque hace exactamente un año conocí a un chico cuyo hobby favorito era acampar, solo o acompañado, él simplemente adoraba la paz que le brindaban las montañas para pensar, leer y fingir que no tenía problemas... Porque supongo que como todos nosotros, él tiene una manera de escapar del mundo, una manera que aunque no dura mucho tiempo, siempre te hace pensar en que "así continúa el mundo cuando tu no estás". ¿No? Quizás son solo cosas mías.

En fin, cuando iba acompañado siempre tenía historias graciosas para contar, porque resulta que somos del mismo grupo de amigos y todas las cosas entretenidas que les habían pasado era cuando estaban todos juntos.

Recuerdo que una vez me contaron que pensaron que morirían congelados, pero eso fue porque tuvieron un problema con un señor que... Bueno, estaba haciendo brujería cerca de donde estaban acampando, y ellos decidieron molestarlo -a parte, mis amigos los suicidas-. El punto es que dijeron que esa noche no habían ropa ni sábanas que los protegieran del frío, y que no importaba cuán pegados estuviesen tratando de dormir, el frío jamás desapareció y no eran horas para bajar caminando de una montaña, así que tuvieron que esperar al día siguiente para irse a la ciudad lo más rápido posible. No sé qué tan cierto será, pero ellos lo cuentan de una manera muy chistosa.

Además de ello, también he escuchado historias de otras personas que cuentan que se han encontrado con "duendes" en la montaña. No sé qué tan real sea, pero ciertamente dicen que es difícil reconocerlos. Las historias cuentan que ellos aparecen cuando estás perdido, con la intención de ayudarte fingiendo que también están perdidos o que conocen el camino, pero en realidad lo que hacen es perderte más, dando vueltas en círculo y conduciéndote hasta la muerte...

Pero esas son solo historias, ¿No?

Tengo otro amigo que una vez estaba acampando, me comentó, y vio unos ojos a lo lejos y algo moverse en la negrura. Como estaba con más personas, todos fueron a resguardarse dentro de la carpa a rezar por sus vidas, porque resulta que es bien conocido que "El Ávila" de Caracas, antes de que fuese la GRAN ciudad que es hoy en día, estaba invadido de leones, pero que cuando comenzaron las construcciones dejaron de verse porque se escondían, y algunos campistas concurridos creen que siguen ahí. Sinceramente yo no sé si siguen ahí, pero recuerdo que una vez estaba con mi prima en la montaña haciendo ejercicio -solas- y escuchábamos lobos aullando.

O quizás, también solo fueron ideas mías.

Cualquiera que sea el caso, soy una persona que le gusta mucho tanto la paz como la adrenalina, y considero que esta es una experiencia que puede contener ambas. Y, como todo el mundo, quizás me de una historia graciosa para contar en el futuro.

¿Ustedes qué opinan?