Capítulo II

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-Gracias por traerme. Fue muy amable de tu parte-le digo una vez que llegamos al porche de mi .

Aún estoy triste por no haber tenido nuestra salida como deseaba.

-No te preocupes, no podía dejarte sola y en este estado- sonríe, aprecio los hoyuelos que se le forman en casa mejilla- si quieres podemos dejar nuestra cita para otro día...

¿Dijo cita? ¿Eres sorda o qué?

-¿Cita?-Mi interior esta teniendo una fiesta en este momento. Era una cita.

-Em...si. Una cita.-noté como se ruborizaba de a poco. Aún nervioso es encantador.

-Me encantaría-digo con una reluciente sonrisa.

Mientras quedó embobada con su bello rostro nos volteamos hacia la puerta al escuchar el giro del picaporte. Ésta muestra la persona de quien se trata. Mi abuelo.

-Oh. Eran ustedes-dice mi abuelo ofreciéndonos una sonrisa amable.-¿Cómo andas, Joseph? ¿Haz cuidado bien a mi ñieta?

-Muy bien Sr.Adams y he traído a su ñieta sana y salva-siento como se tensa al lado mío. Está nervioso.

Salva?, podriamos cuestionar esa palabra.

Aunque mi abuelo aparente ser serio, se que le cae muy bien él, hasta me ha dicho que es un buen partido para mi aunque lo decía en broma. Me ha dejado en claro que me casare cuando tenga 30 años. Payaso.

Aunque lo dudo, debo conocerlo primero.

-¿Van a pasar o se quedarán aquí afuera?

-Joseph se estaba por marchar-le digo señalandolo.

-Pero no, pasa. ¿Aceptas tomar una merienda con nosotros?Pauline ha hecho una rica tarta de manzanas, y no deberías perdertelo.

-Si no es de mucha molestia Sr.Adams. Acepto.-dice Joseph, me mira como si me preguntara si me molesta aquello.

Asiento con una sonrisa. Es obvio que me encantaría que pasara.

-Nada de señor, me haces sentir viejo. Dime Clark solamente, te conozco demasiado como para que me llames así.

Soltamos unas pequeñas carcajadas.

Entrelazo mi brazo con el de mi abuelo y me acerco a su mejilla para depositarle un beso.

-Pero eres mi viejito.

-Siempre tuyo, mi niña.-me dice con un brillo en sus ojos.

El hombre de mi vida.

-Bueno-desvía la mirada hacia Joseph-deberíamos pasar antes que pase más el tiempo.

Entramos al fin a casa. Y los tres podemos percibir el rico olor que proviene de la cocina. Nos dirijimos hacia ella.

Vemos como una bella mujer recorre la cocina para terminar de preparar los últimos detalles de la tarta que se encuentra en la isla, centrada en el medio de la cocina. Levanta la vista cuando se percata que estamos observándola.

-Han llegado muy pronto-dice mi abuela confundida mientras se limpia las manos con el delantal que lleva puesto-¿Qué sucedió?

-Tuvimos un accidente en la cafetería-le digo señalando mi vestido. Mi abuela mira sorprendida- Y creo que me iré a poner algo limpio. Joseph sientate cómodo. Ahora vuelvo-le digo señalando las sillas que rodean la isla.

Volteo para salir de la cocina y dirigirme hacia mi habitación. Escucho por último que mi abuelo le dice a mi abuela que Joseph nos acompañara en la merienda.

NEVER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora