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Capítulo IV

Skyler

-Cariño, necesitaría que bajes a comprar algunas verduras para la cena. Me las ha pedido tu abuela.

Levanto la vista de mi celular y noto que estamos estacionados frente al supermercado.

-Esta bien-le digo. Abre la guantera y saca su billetera.

-Toma-me dice extendiendo unos billetes- compra los que son necesarios para una ensalada. Y si quieres, comprate algo para ti.

Salgo del auto y me dirigo hacia la entrada. Ubico la zona de verduras y voy hacia ella. En el camino agarro un carrito de compras.

Junto las verduras que mi abuelo me pidió que comprara en bolsas separadas. Lechuga, tomate, zanahorias,  PALTA. Amo, es una delicia.

Mientras busco que más puedo agregar a la ensalada puedo sentir que alguien me observa, una especie de escalofrío me recorre por todo el cuerpo.

Levanto la vista para varios lados, pero no veo nadie dirijiendo su mirada hacia mi. La gente que tengo alrededor está en lo suyo.

Peso las verduras y las coloco en el carro. Tengo previsto ver unas películas, me vendría muy bien un par de frituras.

Me encamino hacia la zona donde se encuentran las pringles, mis favoritas. Las ubico,noto que estan en la parte alta de la estantería.

Extiendo mi brazo para alcanzarlas pero mis dedos llegan solo a rozarlas. Dejo de estirar mi brazo y suspiro.

Intento de nuevo, apoyando un pie en la estanteria, en la primera barra y mi mano izquierda sujentandose en una de las barras del medio. Extiendo mi brazo derecho para alcanzarla, pero siento como algo o más bien, alguien, se apoya en mi espalda y agarra el empaque de papas que estaba intentando alcanzar.

Me afirmo rapidamente sobre el suelo y volteo para ver a la persona.

No me lo creo.

Ese hombre de nuevo.

El hombre guapo. Cállate,  no lo es.

Esta vez lo observo más detalladamente que la primera vez que nos cruzamos. Es alto, debe medir un metro noventa, su cabello color cafe oscuro con algunas ondas, su piel clara. Sus ojos....azules.

Qué sexy.

-Creo que deseas esto.¿Verdad?-Veo como enarca una ceja, y suelta una sonrisa con un toques de picardía.

No conozco mucho el ámbito del coqueteo pero algo me dice que lo que acaba de decir tiene otro sentido.

-Hablo de las papas- dice, levantandolas. Si, las papas.

Las miro y se las arrebato.

-Gracias.-digo cortante.

Doy media vuelta y empujo el carro para salir de ahí. Pero una mano retiene mi brazo.

-Espera linda-

-¿Linda?¿Quien te crees para llamarme así?-le digo mientras intento librarme de su mano.

-Perdón. Creo que comenzamos con el pie izquierdo.-dice colocando ambas manos en sus bolsillos delanteros de su pantalón.

-¿Comenzamos?- pregunto.- Ni hemos comenzado nada, solo hemos sido dos personas al azar que se han cruzado una vez por accidente.

Mientras espero que hable, lo observo un poco más, tiene estilo. Y un cuerpo bien trabajado.

Aunque sin la ropa podríamos comprobar mejor.