Domingo 14 de febrero de 1999.Querida Janeth:
Ya ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te escribí, y sé que te dije que no lo haría de nuevo pero aquí estoy, a mitad de la noche, escuchando música y escribiéndote. He tomado un mal camino, pero ahora al menos hay momentos en los que puedo olvidarme de ti estando despierto. Después de la última carta conocí a un chico en un bar. Yo estaba un poco ebrio así que fui a los lavabos a mojarme la cara para luego marcharme. Entonces entro ese tipo, me ofreció unas líneas. Ya no podía más con ese vacío y acepte. Desde entonces cada qué ciento que vuelvo a caer la inhalo, pero aun así cada que pasa el efecto recuerdos de nosotros juntos es lo primero que viene a mi mente y por eso regresé para escribirte esta novena y última carta. Mañana iré a tu lapida para leértela, te dejare unos hermosos tulipanes amarillos y después volveremos a estar juntos.
Atte. Tu novio, el que prometió nunca olvidarte y lo cumplió.