Domingo 27 de diciembre de 1998.
Querida Janeth:
Ayer soñé que de nuevo estaba contigo. Que veía de nuevo tu hermosa sonrisa, tu cabello rizado y castaño, tus brillantes ojos azules (que desde el primer momento que vi me atraparon), y por supuesto tu hermosa piel morena. Podía abrazarte de nuevo, por dios, me sentía demasiado feliz. Pero entonces desperté, volví a mi horrible realidad, esa en la que tú ya no estas. En la que me siento solo y triste.
Eras, y siempre serás, la mujer que más amo. Quizá algún día vuelva a estar con otra mujer pero no será nada comparado contigo. Mi amor por ti es único y nadie podrá cambiarlo.
Decidí que año nuevo lo pasare contigo, para que ir a una fiesta en la que a media noche no podre besarte. Estaré esa noche contigo, en el cementerio. Te llevare tulipanes amarillos, tus favoritos. Hablaré contigo como cuando estábamos solos y sé que aunque no pueda verte, escucharte o sentirte será una noche fenomenal porque sentiré que estamos juntos de nuevo.
Te amo Janeth, espero que me hayas perdonado después de todo.
Atte. James, tu alma gemela.