Capitulo 21

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Simbad entró azotando la puerta y nos vio, afortunadamente Pocahontas había logrado sacar el casete a tiempo. Me miró aterrorizado.

-¿Que estan haciendo? -dijo muy encabronado.

-Lo mismo de siempre, pero sigue sin funcionar -mintió Pocahontas.

Al parecer eso lo convenció, afirmo con la cabeza y volvió a salir de la sala cauteloso. Pocahontas me miro como si hubiera visto un fantasma.

-No sabes lo que pasaría si nos descubre -dijo mordiendo sus uñas.

-No puede ser peor -dije sarcásticamente- Por favor, déjame ver todo lo que contiene ese cassette.

-Si te lo enseño... Sabrás todo.

-Exacto.

-Aveces es mejor quedarse ciego...

-¿Que?

-...Pero supongo que solo así puedo pagar lo que hice.

-No entiendo que ocurre con tus cambios de humor.

-Ya, pues. Me encargo de Simbad, tu mantén tus ojos pegados al monitor.

Extendió su brazo muy lentamente y acaricio mi rostro, me quedé helado, no entendía lo que le ocurría o porqué tenía cambios así de drásticos.

-Solo recuerda que estos tiempos son otros, que la gente cambia, y que hice esto por un motivo en específico.

-¿Qué? -le dije arqueando una ceja.

Pocahontas me miro una última vez, salió de la sala y cerro la puerta. Me quede solo, el silencio me mataba cada segundo, muy lentamente, era un silencio tan intenso que podía escuchar mis latidos, mis pensamientos resonaban por toda la sala y me sentí abrumado. Pero se escuchó un ruido, y al girar, me encontré nuevamente a mi mismo en el monitor, esta vez, nada detendría lo que iba ver a continuación.

Era yo, sin duda, mucho mas joven, parecía cansado, estaba haciendo algo... Quizá construyendo, sí, estaba armando algo, entonces la imagen enfoco mi obra de arte: Una grandiosa máquina. ¿Era esa la famosa máquina del tiempo? O sea que no simplemente la escondí, si no que yo la hice. El video cambio de escena, era yo de nuevo, pero esta vez era algo bastante diferente, pues no tenía vida. Si, estaba muerto.
El monitor mostraba una escena en la que estaba completamente congelado, sin movimiento alguno.
Mis piernas comenzaron a temblar y no podía controlarlo, estaba sudando como animal y quería que el video fuera mas lógico, no entendía nada. Esto no me daba respuestas. Pero seguí viendo el monitor. La máquina volvió a aparecer en el video, y yo también, me veía agitado, nervioso y con una mirada desafiante, para mi sorpresa Hans estaba ahí. Lo había olvidado... ¿Qué estaría pasando con ellos? Seguí con la mirada en la pantalla y esta vez, simplemente se veía cuando Pocahontas tomaba la máquina, no sé porque esto no me sorprendió. La escena cambio y se veía una terrible guerra, en la que yo era el protagonista. Era yo... Me costaba creerlo, estaba disparando hacia todos lados, pero mi pregunta es, ¿disparando a qué?
De repente recordé el caos en el que estaba antes de llegar aquí, era un infierno total, lleno de gente inocente sin vida, y todo por mi culpa.
Cuando volví a centrarme en el monitor, la pantalla estaba en negro, era todo. Y nada de eso, nada de todo lo que acababa de ver, había respondido ninguna de mis dudas. Quise llorar de coraje, pero me resistí, habían cosas peores por las cuáles preocuparse: mis amigos. Justo cuando dije eso, escuche un ruido.
Simbad entro furioso a la sala, con una mirada llena de miedo, con el cuello de Pocahontas entre sus manos, y una pistola apuntando hacia mi pecho.

Amar es un sacrificioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora