Capitulo 22

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Me quede helado. No sabía que hacer, pero estaba seguro que era el final, estaba encadenado y un hombre que me odia esta furioso y me amenaza con una pistola. No era verdad cuando dicen que ves tu vida pasar cuando estas a punto de morir, pues no vi nada, debido a mi terrible e incurable amnesia.

-¿Que acabas de ver? -me preguntó Simbad con una voz engañosa, su voz no se escuchaba con rabia o coraje, pero sus ojos rojos sí lo delataban- Dije... ¿¡Que mierda acabas de ver!?

-Basura -dije encogiéndome de hombros, Pocahontas se veía tremendamente asustada, ¿tenía un problema psicológico o algo así? Hace días quería asesinarme, y ahora arriesgo su vida para salvarme- Realmente no vi nada.

-Dame el cassette -me dijo cautelosamente.

-¿Como mierda te lo doy si estoy...?

Justo cuando dije eso, se escucho una terrible explosión. Se sintió una oleada de calor intensa, tanto que me lanzó hasta el fondo de la habitación. Mi vista comenzo a nublarse, mis pulmones no me respondían, comencé a toser pero era inútil, no podía mover ni una parte del cuerpo, hasta parpadear costaba. Me fui rindiendo poco a poco, hasta que lo único que logre ver fue la silueta de mi verdugo acostado, sin señal de movimiento. Mis ojos se cerraron y todo se volvió negro.

...

Aparecí en un pasillo, corrí hacia la puerta mas cercana y entré a la habitación. Era yo, de nuevo. Me estaba viendo a mi mismo, pero mas joven, tenía unos 15 años aproximadamente, y mi mama estaba frente a mi llorando, tocándome el rostro con una delicadeza sorprendente.

-Te adoro, bebé. Y estoy segura de que esta no será la ultima vez que nos vemos -dijo con el rostro lleno de lágrimas, apenas y se le entendía, su voz se cortaba, se veía destrozada.

-Jamas olvides que lo hago por los dos, mamá -le decía el John joven, reteniendo las lágrimas en sus ojos -Yo también te amo.

Se dieron un abrazo tan fuerte que se me hizo un nudo en la garganta. Es terrible, que la amnesia me arrebatara estos recuerdos tan importantes... Y aún no sé absolutamente nada de mi vida antes de aquél día en el que desperté en el suelo, aturdido. Apareció un soldado y carraspeó indiscretamente.

-Disculpe -dijo mirando a mi mamá- Pero ya es tiempo de irnos, tenemos que recoger a mas personas alrededor del país.
Esas palabras rompieron el corazón de mi madre, me dio un beso en la frente (Bueno, al John joven)  y me soltó poco a poco la mano. Me acerqué a ella, aún sabiendo que no me ve, la aprecié, sentí su dolor y simplemente la abracé con fuerza, aún sabiendo que ella no puede verme, ni sentir mi presencia. Comencé a llorar en su hombro, como un niño desolado.

-Perdóname, mamá -dije sollozando- Perdóname, te juro que jamas fue idea mía olvidarme de ti.

El soldado se llevo al otro John y mi madre cayo de rodillas, y empezó a llorar en el suelo. Alguien me amó mas que a su vida, y yo la olvide. Me enoje tanto que golpee la pared. ¿Que habría pasado con mi madre? Tenía que encontrarla, de alguna forma.
La escena cambió, era yo de nuevo, pero mayor, unos 18 o 19 años quizá... Me veía cansado, y aterrado, pero sobre todo me veía acabado. Tenía una barba de esas en las que olvidas rasurarte en unos meses. Habían muchas personas a mi alrededor.

-¿Sigues con la misma estupidez de la máquina del tiempo? -me preguntaba un chico a mi lado, un escuálido y larguirucho pelirrojo lleno de pecas.

-Llámalo como quieras, pero vas a recordarme -le decía evadiendo su mirada, mis ojos apuntaban a la nada, estaba concentrado mirando el suelo.

-Si es que no te matan para entonces, Smith -dijo y comenzó a leer una revista.

El camión se detuvo bruscamente y comenzó a temblar, se escuchaba como si miles de piedrecitas golpearan el camión, y el ruido fue creciendo, era una lluvia de rocas.
"Corran" grito alguien con desesperación, pero yo salí con calma del camión, estaba preparado, pero no sé para que.
Entonces... Desperté.Cuando abrí los ojos sentí como si me hubiera caído un trailer encima. Sentía como si mi rostro fuera de piedra, mis piernas palpitaban, al igual que mi cabeza. Comencé a toser frenéticamente mientras intentaba resolver el acertijo principal: ¿En donde estoy? Al parecer no estaba muerto. El cielo estaba igual de rojo que la ultima vez, y residuos de basura incinerada estaban por todas partes, era como una lluvia de desechos quemados, un escenario para nada agradable.
Cuando mi vista volvió a la normalidad, comencé a ver todo mas claro, y por supuesto que el olor me daba una idea: tierra mojada, pavimento húmedo y ese silencio tan profundo. Yo conocía este lugar.
Giré a la derecha y en el suelo vi algo que me hizo arquear las cejas: Un termo de Grey's Anatomy.
Hans.

-Acertaste, cabrón -dijo alguien. Cuando levanté la mirada me encontré con lo que desee ver desde hace tiempo: Mi mejor amigo.

Me quede mudo. Con la boca abierta, sin poder decir nada.

-Huh.. Hola -me dijo sonriendo burlonamente, como siempre.

Comencé a reír y me levante para abrazarlo tan fuerte que se quejó.

-Creí que no volvería a verte -le dije mientras aun sonreíamos, como si no nos hubiéramos visto de hace siglos, así se sentía.

-Yo pensé lo mismo -dijo una voz conocida.

Hans y yo giramos al mismo tiempo, y me sorprendió lo que vi.

Era Shrek, sano y salvo

Amar es un sacrificioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora