Capítulo 3: Sin Palabras...

31 7 14
                                    

Emma

«¡Mundano Andrés! ¿Cómo se te ocurre llegar en un momento así?»

- Em -dijo Jem tocando la puerta del baño, donde me escondía. ¿Creía que iba a salir pronto? ¡JÁ JÁ! ¡Mejor que esperará sentado!

Acababa de manchar sus panties favoritas, su pantalón, el sofá y la mano de su mejor amigo. Eso era algo que en cinco minutos no se superaba.

- Em -repitió su amigo con un tono más dulce. Por mí, podía utilizar el tono que quisiera, igual no voy a contestar.

- Emma -repitió después de una pequeña pausa con un tono más preocupado- Emma, ¿estás ahí?

«No, estoy en Narnia, con los hermosos hermanos Pensive y el Príncipe Caspian»

- ¡Emma! ¡Responde! -dijo tocando la puerta más duro.

«¿Y éste quién se cree? ¿Christian Grey? ¿Gabriel Elmerson? ¿Jesse Ward? ¿Varios otros personajes hermosos de los libros?»

- ¡Capajo, Emma! -dijo ahora asustado su amigo- ¡Responde!

«¡Ahora se cree Miles de "El Teorema Katherine"!»

~•~

¡Ya han pasado como dos horas y Jem no se cansa de tocar!

- Em, necesito, de verdad, saber si estás aquí o no, te he estado buscando por toda la casa.

Respiré profundamente y salí del baño.

- ¡EMMA! -gritó y me abrazó.

- Bueno -dije tratando de que me soltara. Si seguía así volvería a manchar algo y no quiero- tampoco es para tanto -opiné restándole importancia al asunto.

Porque; digo, haber desaparecido por un poco más de dos horas luego de haber manchado el sofá, el pantalón que traía puesto (junto con mis panties) y su mano, no era para tanto...

   Pfffff... Él exageraba.

- Ahora, tenemos que comprarles algo a nuestros padres, ya que este domingo es su día, es decir, pasado mañana -sentencié terminando el largo abrazo abrumador. Bue, tampoco me podía quejar tanto, el perfume de Jem olía muy, pero muy bien.

- Okay, vámonos -opiné bajando las escaleras, luego de haber metido en un bolso dinero, las llaves de la casa, mi teléfono, audífonos y mi cargador (nunca salgo sin ellos), municiones para el "Andrés" (1) y toallitas húmedas. Obviamente traía dos paquetes de Flipps doble chocolate. ¿Salir sin algún tipo de comida, según el antojo que tenga? ¡No puedo! O, ¿Salir sin mi cargador o audífonos? ¡Imposible!

- Em -me llamó Jem.

- Dígalo -dije con un intento fallido de imitar una voz gruesa de hombre a lo tuki (1).

   Me miró con una mueca tipo "What that Filpp?" Y nos empezamos a reír. De la manera más sofisticada posible, claro... Que no, ¿a quién trato de engañar? Cuando nos reímos perecemos un par de morzas en una licuadora.

Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora